—365→
Joannis Secvndi / Poetae Haigiensis / Basia 19. / Los 19 Besos de Jvan Segvndo / Poeta Holandés. / Bruselas 1833. Así reza la portada de un manuscrito encontrado recientemente en la Biblioteca de Menéndez Pelayo de Santander. Su letra es de la segunda mitad del siglo XIX; tiene 1 hoja y 82 páginas, de 210 x 155 y caja de escritura variable. Su contenido es: I. Noticias de la vida y escritos de Juan Segundo, pp. 1-9; II. El texto latino de los Besos en una página, y la traducción española en la otra, pp. 10-78; III. Finalmente, sendas versiones de los besos 1.º y 3.º, y variantes de otros, pp. 79-82.
Por ninguna parte del manuscrito aparece el nombre del traductor; sin embargo, no fue difícil averiguar su identidad. En la Biblioteca de Traductores Españoles, II, p. 153, edición nacional, de Marcelino Menéndez Pelayo, encontramos la respuesta dentro del apartado dedicado a Juan Gualberto González, noticia —366→ que, a su vez, él toma del Cathalogus librorum del Marqués de Morante, VIII, pp. 482-93, quien también en un folleto titulado Biografía de Juan Segundo, p. 16, afirma: «Nuestro sabio D. Juan Gualberto González, hablando de los Besos de Juan Segundo, en un manuscrito suyo inédito que poseemos».
El Marqués de Morante dio a conocer del manuscrito de Juan G. González solamente parte del prólogo y la traducción de los besos 1.º, en dos versiones, 6.º, 7.º y 13.º; este último Menéndez Pelayo dice ser el 12.º. A la vista del texto, que Gómez de la Cortina nos facilita en su Biografía de Juan Segundo, lo primero que se aprecia es que no es coincidente con el que nosotros presentamos. Las variantes entre ambos textos nos parecen suficientemente significativas como para ofrecer algunas muestras, aunque, por lo limitado del espacio de un artículo, transcribiremos únicamente las del prólogo dejando para el pie de página la indicación de las correspondientes a la traducción.
Gómez de la Cortina omite los tres primeros párrafos de la «Noticia y escritos de Juan Segundo», comenzando en el cuarto:
—367→
El párrafo quinto del Marqués de Morante, que se refiere a la inexistencia de traducciones castellanas de los Besos, viene en nuestro texto como nota del «copiante» al pie de página. También aquí continúan las variantes, aunque de menor entidad en esta ocasión.
Después, en el siguiente, el texto de Gómez de la Cortina forma un solo cuerpo con el quinto párrafo de nuestro manuscrito, pero con variantes:
Y al final, Gómez de la Cortina introduce un párrafo del que nuestro texto carece:
A la vista de las variantes apuntadas, que no son todas, se desprende que Gómez de la Cortina no parece que manejaba el «manuscrito suyo / de Juan Gualberto González / inédito», sino también una copia. Por otra parte, el texto del Cathalogus librorum, que transcribe Menéndez Pelayo, y el que leemos en el folleto Biografía de Juan Segundo no son coincidentes; al contrario, presentan variantes tales que nos hacen pensar que el Marqués de Morante usó de copias distintas en cada caso.
—369→
Cuando Menéndez Pelayo escribe la reseña sobre Juan G. González, 14 de marzo de 1876, se habían publicado ya dos traducciones; una, la impresa en Córdoba, en 1834, de la cual da noticia el propio Juan Gualberto, según el Marqués de Morante, o el copiante, según el manuscrito de la Biblioteca de Menéndez Pelayo, cuya portada reza así: Los besos. Juan Segón, traducido del latín. Es de autor anónimo. La otra es del Padre Arolas en: Poesías de D. Juan Arolas, III vols. (Valencia, Imprenta de Monpié, 1842), III, pp. 1-41. Ambas en prosa.
José R. Lomba y Pedraja en El P. Arolas, su vida y sus versos (Madrid, 1898), p. 172, dice que «la traducción de Arolas no lo es de los versos latinos de aquél [de Juan Segundo], sino de la versión francesa, en prosa, de Mirabeau. A ésta la sigue a la letra, conviniendo hasta en la sustitución del nombre de Neera por el de Sofía», como se puede apreciar en el beso 4.º cuya traducción ofrecemos:
Foulché-Delbosc publicó en la Revue Hispanique, I (1894), p. 74 y ss., «Los Besos de amor de Juan Segundo, traducidos por el Dr. D. Juan Meléndez Valdés»; sin embargo, y a pesar del título, como el propio Foulché indica, ni es una traducción, ni tan si quiera una imitación, aunque, como apunta Juan Gualberto González, o el copiante, «hay imitaciones y pensamientos tomados del autor, como pueden verse en Meléndez las odas, 23, 31 y —370→ 51, tom. 1.º (Madrid, 1820) en las cuales se ven reproducidos el plan y las ideas de los Besos 4.º, 11.º y 19.º».
Después del Padre Arolas no encontramos durante el siglo XIX publicación alguna de nueva traducción española de los Besos; posiblemente pesara en nuestros humanistas aquello que Menéndez Pelayo dijera sobre Juan Gualberto González: «Existen además dos traducciones suyas, que no se atrevió a dar a la estampa y que, por las noticias y trozos que de ellas conocemos, en nada desmerecerían de las de Horacio, Virgilio, Calpurnio y Nemesiano. ¡Lástima que sean de composiciones un tanto escabrosas y no muy propias para ser impresas en lengua vulgar! Una edición, no obstante, de limitados ejemplares, una copia en la Biblioteca Nacional bastarían a poner tales versiones al alcance de los eruditos y humanistas, sin exponerlas a los vientos de la publicidad. En último caso debieran publicarse expurgadas, medio no muy aceptable, pero preferible siempre a la completa pérdida y olvido de estos manuscritos» (Biblioteca de Traductores Españoles, II, p. 151).
A principios de nuestro siglo podemos ya leer una versión poética del poema de Juan Segundo, aunque su autor se cuidó muy bien de no darla a la luz pública, siguiendo seguramente la tendencia escrupulosa y rigorista de la moral al uso de los tiempos de Menéndez Pelayo. Fue publicada por los herederos, y bajo seudónimo. Se trata de El poema de los besos por Juan Segundo. Traducción de Luis de Avilés (Madrid, Tip. Artística, 1914). Luis Avilés no es otro que Carlos Fernández Shaw, quien se dirige Al lector así: «No me extrañaría que, hasta el momento presente, desconocieras al autor de Los besos; que ignoraras, como yo ignoré durante muchos años, que existió ese poeta, flor de un día, sólo conocido, en verdad, aquende el Pirineo, por las personas muy versadas en asuntos literarios». Fernández Shaw prosigue su prólogo con unas breves noticias biográficas de Juan Segundo e indica que sus fuentes proceden de «una disertación latina de Pedro Bosch, profesor de Literatura en la Academia de Deventer, que publicó en Leyden las obras de Juan Segundo, allá por el año 1820, y el prólogo que figura en una edición francesa —371→ de Los besos , dada a luz por la Librería de los Bibliófilos de París, en 1872».
La traducción de Carlos F. Shaw sí tiene presente el original latino de los Besos, apartándose de este modo de la versión anónima de Córdoba y de la del P. Arolas, aunque también traduce el nombre de Neera por el de Laura, atendiendo indudablemente a razones métricas, como se aprecia en el beso 4.º:
La traducción de los Besos de Juan Gualberto González, cuarta española en el orden de publicación, que no de ejecución, constituye, en primer lugar, un nuevo paso para desenterrar del olvido a «ese poeta, flor de un día», en frase de Fernández Shaw, que fue Juan Segundo a quien, «a cambio de una vida muy corta, los hados te conceden un nombre eterno, y te arrancan del Elíseo para que no puedas sobrepasar a los antiguos y grandes poetas a quienes tú ya habías igualado en este tan reducido tiempo», cual figura en el epigrama que a la muerte del joven poeta dedicó Andrea Alciato según leemos en Iohannis Secvndi opera, accurate —372→ recognita ex Museo P. Scriverii (Lugdvni Batavorvm, Apud Franciscum Moyaert, 1651). Por otra parte, con el desempolvamiento de este manuscrito de cuya existencia da noticia Lomba y Pedraja en la obra, más arriba citada, El Padre Arolas, su vida y su poesía, queremos contribuir a un mayor conocimiento de un humanista español de quien Menéndez Pelayo dijo:
El nombre de este humanista excelente no es tan conocido como mereciera, dado el número, importancia y esmerada ejecución de sus versiones. Varón tan modesto como docto, jamás pensó en que las obras por él emprendidas para distracción y solaz de más graves tareas pudieran traspasar el breve y escogido círculo de sus amigos. Pero ni el bibliógrafo ni el historiador literario olvidarán que D. Juan Gualberto González, traductor egregio de la Poética de Horacio, de las Églogas de Virgilio, Calpurnio y Nemesiano, de los Amores de Ovidio y de los Besos de Juan Segundo; autor de investigaciones in geniosas y curiosos ensayos métricos, consumado filólogo, no ayuno de erudición helénica y con pocos rivales en la latina, brilló en la extinguida pléyada de entusiastas cultivadores de las letras clásicas con méritos no muy inferiores a los de Burgos, Hermosilla, Pérez de Camino, Castillo y Ayensa y otros varones doctos que en las primeras décadas del presente siglo consagraron sus tareas a trasladar a nuestra lengua aquellos vates de la antigüedad. |
(Biblioteca de Traductores Españoles, II, p. 144.) |
Por lo que respecta al mérito de esta traducción, sean nuestros lectores quienes juzguen de su bondad después de haber leído a Menéndez Pelayo, e independientemente del mismo.
—373→
I. Noticia de la vida y escritos de Juan Segundo
II. Traducción española de los Besos
Entre los poetas latinos modernos goza muy distinguido lugar Juan Segundo. Nació en la capital de la Holanda en 1511. De edad de 18 años pasó a Brujas y allí tomó del célebre Alciato algunas lecciones de jurisprudencia hasta que, al fin disgustado de la aridez y escabrosidad de la ciencia, pasó a Italia580 y de allí a España donde fue secretario del Arzobispo de Toledo581 por cuyo consejo, según quieren algunos, siguió a Carlos Quinto en la jornada de Túnez.
La delicadeza de su temperamento le obligó a dejar España y vuelto a los Países-Bajos, murió en Utrec en la temprana edad de 25 años.
—374→Compuso gran número de elegías, silvas, epístolas582 y canciones fúnebres, obras en la mayor parte muy estimadas por la facilidad del lenguaje, gracia de estilo y belleza de composición. Solamente puede objetársele de haber en sus versos amorosos aventurado algunas frases que ya degeneran en licencia; y cierto que hubiera sido más honroso a su memoria y a su buen gusto si del todo las suprimiera583.
Entre sus producciones obtienen la preferencia Los 19 Besos. El autor de la Biblioteca de un hombre de gusto los califica diciendo que son como los primeros ímpetus de un alma llena de ternura, voluptuosa y apasionada. En efecto, sus imágenes son animadas, naturales y vivas; y sus descripciones, en que se ajustó más que Catulo (no es mucho decir) a las leyes de la honestidad, tan o más interesantes cuanto son la expresión sencilla y verdadera de su alma que sólo respira amores.
No tenemos traducción alguna en castellano584. En francés hay dos en prosa, de las cuales se dice que la primera hubiera sido más digna del original si a las buenas dotes de una prosa elegante y armoniosa acompañasen aquellas sensibilidad y belleza que tanto resaltan en el modelo. Y que la imitación que hizo Dorat en verso es, como la mayor parte de sus obras, más amanerada que natural, observándose que las imágenes más patéticas del amor se encuentran de ordinario como ahogadas en el exceso de los adornos y los conceptos alambicados.
Hay otra posterior a aquéllas, la cual anda con la de las elegías de Tibulo. Es del célebre Mirabeau, de la cual dice él mismo que es la más ajustada al original, y que si en ellas [sic] se observan algunas expresiones demasiado ardientes, culpa es sólo del poeta que, si bien holandés, escribe inspirado del amor y en el idioma armonioso del Lacio; lo cual le presta más energía y un salvoconducto para tomarse ciertas libertades. «La única, añade, que yo me he tomado es la de sostituir [sic] al nombre de su amada Neera el de Sofía; porque me hubiera —375→ sido imposible dirigir a otra que a Sofía la copia de tan ardientes expresiones».
Yo he sostituido [sic] también el de Dórila: y no vaya a pensar el pío lector que es algún nombre disfrazado de persona real y verdadera: Honni soit qui mal y pense. No tengo, por desgracia, a quién dirigirme, sin que por eso me crea comprendido en la excomunión de una mujer célebre, la cual tenía por infeliz sobre todas las criaturas al diablo, porque no puede amar; sino que a mis amores, bien que andaluces y no holandeses, no les vinieran nunca bien las escenas ni las ansias que describe Juan Segundo, y rechazarían la dedicatoria; la cual ha de entenderse más antes con los amigos aficionados al ejercicio de traducir y de versificar, y mejor si anduvieran también «en la concha de Venus amarrados». En el nombre sostituido [sic] no hay otro misterio que el de venir a mi cuento, más que el de Neera, para los diversos géneros de metro que he adoptado, y poder variarlo, quedando el mismo sujeto, con el de Doris y con el esdrújulo Dórida, tan al caso para los asclepiadeos o anapésticos, de que hay abundancia en el original latino.
He procurado imitarlos en las composiciones en que el autor los emplea, desechando la traducción que ya había concluido en verso suelto, a fin de que suenen con el mismo compás que se siente al recitarlos en latín; punto de perfección a que debiera llegarse en otra clase de trabajos. Aun he tentado emplear el dístico latino en una pequeña muestra, y que pudiera haberse cultivado más por los sucesores de Villegas.
Esto cuanto a las formas: en lo que toca a la sustancia, como traductor, he procurado también acercarme todo lo posible al texto literal, conservando las mismas ideas, las mismas figuras y aun el giro de la frase: alguna vez ha sido quizá servilmente; en cambio de lo cual en otros lugares me he tomado la libertad de apartarme del texto cuando me pareció que ganaría el pensamiento sostituyéndole [sic] con otro del mismo espíritu, o con otra frase o giro más conforme a la índole de la lengua castellana, y aun al sentido lógico de la composición: éstos van notados con la señal + y espero que los inteligentes han de apreciar estas licencias, que no son en gran número. Y para los que no gustan (ni yo tampoco) de tanto besuqueo ni de tanta desnudez, hubiera yo trabajado como al final del Beso 12, en disfrazar con metáforas o con otras imágenes, principalmente el 5.º, el 10.º y el 16.º, si no temiese desfigurarlos del todo, y si no bastasen a disculparme los ejemplos de otros poetas originales, imitadores y traductores, con fama de castos y de filósofos, que se leen y andan con aplauso y recomendación de modelos en manos de la juventud estudiosa. Que bien pudiera yo también decir: «J’ai vu les moeurs de mon temps, et j’ai traduit les Baisers de Jean Second».
—376→
Cuando a la excelsa cumbre de Citera585 | |||
la madre del amor al niño Ascanio586 | |||
llevó dormido, púsole en un lecho | |||
de tiernas violetas, blancas rosas | |||
sembrando al derredor, y por el bosque | 5 | ||
suavísimos olores esparciendo. | |||
Renovósele entonces de su Adonis | |||
la antigua llama, y cunde por sus venas | |||
el no bien extinguido ardor587. ¡Oh cuántas, | |||
oh cuántas veces588 quiso enternecida | 10 | ||
lanzarse al cuello del amado nieto! | |||
¡Oh cuántas dijo: tal Adonis era! | |||
Mas el reposo plácido temiendo589 | |||
turbar del niño, en las vecinas rosas | |||
mil besos estampó. Viéronse al punto | 15 | ||
desplegando sus cálices, sedientas | |||
de recibir el aura que la amante | |||
Diosa espiraba de sus dulces labios; | |||
cuantas rosas tocaba, tantos besos | |||
nacían de improviso, que a Dione590 | 20 | ||
tornaban el placer multiplicado. | |||
Mas ya la Diosa, de sus blancos cisnes | |||
—377→ | |||
llevada en raudo vuelo, de la tierra | |||
el globo inmensurable penetraba | |||
en sus ocultos senos la fecunda | 25 | ||
semilla de los besos derramando, | |||
cual nuevo Triptolemo591, y por tres veces | |||
una voz resonó jamás oída: | |||
De aquí la mies feliz para el doliente | |||
mortal nació, de aquí la medicina | 30 | ||
bálsamo de mis males. Yo os saludo | |||
una y mil veces, besos regalados, | |||
de las que fecundó cándidas rosas | |||
Citeres con sus labios592 producidos; | |||
de esta mísera llama refrigerio | 35 | ||
yo soy vuestro cantor. Vuestros loores | |||
resonará mi lira en cuanto dure | |||
de las Nueve el honor y de Helicona593, | |||
en tanto que de Eneas y su amada | |||
estirpe en la memoria se gozare | 40 | ||
el retórico Amor, y en el idioma | |||
numeroso de Roma se explicare. |
| ||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||
|
Yo os saludo, amables Besos | |||
de las rosas que Citera596 | |||
humedeció producidos, | |||
solaz único en mis penas. | |||
—379→ | |||
De vuestras glorias mi lira | 45 | ||
resonará en cuanto sea | |||
célebre la doble cima | |||
de Helicón y las Camenas597. | |||
En cuanto el amor se goce | |||
con la estirpe de su Eneas | 50 | ||
y en los númenes598 se explique | |||
de su dulcísima lengua. |
Como la vid al álamo vecino | |||
lasciva yedra al encumbrado roble | |||
con sus inmensos brazos retorcida | |||
estrechan amorosos; | |||
así mi cuello estrecha con los tuyos: | 5 | ||
que yo a tu cuello en sempiterno lazo, | |||
besándote sin fin, Dórila bella, | |||
quiero ceñir los míos. | |||
Ni los dones de Baco amigo entonces | |||
ni los de Ceres599 fueran poderosos | 10 | ||
ni el regalado sueño a distraerme | |||
de tu rosada boca. | |||
Sino que en mutuos besos juntamente | |||
espirando los dos la misma barca | |||
nuestras almas amantes llevaría | 15 | ||
a la mansión de Dites. | |||
De allí cruzando por amenos valles | |||
y odoríferos campos donde reina | |||
perpetua primavera, al venturoso | |||
lugar aportarían, | 20 | ||
donde los héroes en amor insignes, | |||
por siempre a sus amadas reunidos, | |||
cantan himnos alegres, alternando | |||
con la festiva danza. | |||
—380→ | |||
Allí los mirtos, rosas, rubicundas600 clavellinas | 25 | ||
esmaltan la pradera, y narcisos | |||
de un bosque de laureles coronada | |||
que halaga eternamente, | |||
entre las ramas trémulas sonando, | |||
el Céfiro suave: allí la tierra | 30 | ||
de penetrante hierro no tocada | |||
muestra el fecundo seno. | |||
Allí presentes, el feliz congreso601 | |||
de Vates puesto en pie nos acatara | |||
y entre la yerba y flores el más digno | 35 | ||
lugar nos concedieran. | |||
Las amantes de Júpiter, la hermosa | |||
Tindárida602 su hija, no verían | |||
con celos este honor que sobre todas | |||
amando merecimos. | 40 |
¿Por qué tantos desvíos? | |||
Un beso pido, hermosa; | |||
que ahora apenas hiciste | |||
más que allegar tus labios a los míos603. | |||
Después, como quien toca | 5 | ||
con planta temerosa | |||
serpiente venenosa, | |||
amedrentada huiste, | |||
tu boca retirando de mi boca, | |||
y eso no es beso, Doris; no es, tirana, | 10 | ||
dar de comer, sino excitar la gana. |
—381→
¿Por qué tantos desvíos? | |||
Dame, Dórila, un beso, que no hiciste | |||
con ese que me diste | |||
sino llegar tus labios a los míos. | |||
Después como el que toca | 5 | ||
inopinadamente | |||
mortífera serpiente | |||
amedrentada huiste, | |||
tu boca retirando de mi boca. | |||
Y eso no es un beso en regla; no es, tirana, | 10 | ||
dar de comer, sino excitar la gana. |
|
Dame, Dórida [sic], un beso: tan sólo un beso, taimada: | |||
que ahora llegaste apenas ese tu labio al mío. | |||
Después, como el que súbito, si oyó mortífera sierpe, | |||
retrocede espantado: torces [sic] el rostro esquiva. | 10 | ||
De mí tu labio apartas; y eso no es beso: no es eso | |||
dar de comer, Dórila, sino excitar la gana. |
Dame un beso, uno solo | |||
que en ése no hubo, Anarda, | |||
sino allegar al mío | |||
tu labio de pasada. | |||
Y después cual si hubieras | 5 | ||
tal vez hollado incauta | |||
mortífera serpiente | |||
huyes amedrentada. | |||
Tu labio me retiras | |||
Y eso no es beso, ingrata; | 10 | ||
dar de comer no es eso, | |||
sino excitar la gana. |
—382→
No da besos Dorila, que da néctar, | |||
da al ánima suavísimos olores | |||
de cinamomo y nardo y de tomillo | |||
y miel, cual del Himeto604 en los collados | |||
liba la abeja en las cecropias605 rosas | 5 | ||
y lleva luego a las virgíneas celdas | |||
de las tejidas mimbres defendidas. | |||
Que si muchos me diese, al punto mismo | |||
me hicieran inmortal, y con los Dioses | |||
tuviera asiento en la celeste mesa. | 10 | ||
Mas ten allá, Dorila, tus halagos, | |||
guarda tus dulces besos, o conmigo | |||
ven a ser inmortal; que yo no quiero | |||
gozar sin ti de la celeste mesa. | |||
No, aunque los dioses, Jove destronado, | 15 | ||
el cetro me ofreciesen del Olimpo. |
Orando en tus brazos cándidos me estrechas, | |||
Dorila hermosa, y a mi cuello asida | |||
tu seno y rostro inclinas sobre el mío, | |||
acá y allá meciéndote: | |||
que a mis labios los tuyos allegando, | 5 | ||
con süaves mordiscos acometes, | |||
y en justa pena vuelves de los míos | |||
lastimada quejándote; | |||
cuando tu lengua trémula, vibrando | |||
a un lado y a otro lucha con mi lengua, | 10 | ||
de aquel humor suave que destilan | |||
las dos saboreándose; | |||
que, yo aspirando de tu blando aliento | |||
el aroma divino, delicioso, | |||
refrigerio, sustento, prenda amada, | 15 | ||
de ésta mi vida misma; | |||
—383→ | |||
al ánima que ya desfallecida | |||
del excesivo ardor que lentamente | |||
mi pecho iba extenuando y consumiendo | |||
los vitales espíritus, | 20 | ||
tú, bella Doris, con el aura leve | |||
de tu divino aliento rëanimas | |||
moderando el ardor que penetraba | |||
mi pecho hasta las médulas. | |||
¡Oh grato refrigerio!, digo entonces; | 25 | ||
¡oh ya extinguida venturosa llama!, | |||
y, Amor, exclamo; Amor es solamente | |||
el númen de los númenes, | |||
y de los dioses no hay amor ninguno | |||
y si alguno mayor, o dios o diosa, | 30 | ||
deidad hay por ventura, ser no puede | |||
otra que tú, mi Dórila. |
En dos mil besos, Dorila | |||
de los más saboreados | |||
fue el trato ayer: mil me diste, | |||
tu has recibido otros tantos. | |||
Llevaste el número, prenda. | 5 | ||
Confiésolo; pero, ¿cuándo | |||
en cuentas de amor has visto | |||
andar con tanto más cuanto? | |||
Quien las espigas contase, | |||
¿alabaría un sembrado? | 10 | ||
Y contadas, ¿serán muchas, | |||
me di, las flores de un campo? | |||
¿Quién jamás por mil racimos | |||
te hizo votos, padre Baco? | |||
Ni a ti, dios de las florestas, | 15 | ||
por mil panales contados606. | |||
Cuando Júpiter piadoso | |||
manda su rocío grato | |||
al mustio valle, las gotas | |||
que han caído607 no contamos. | 20 | ||
—384→ | |||
Así también | |||
cuando el fiero | |||
Bóreas608 el aire agitado609 | |||
brama horrendo, e iracundo | |||
empuña Jove sus rayos, | 25 | ||
manda confuso el granizo, | |||
cielo y tierra conturbando, | |||
ni610 sabe cuántas comarcas | |||
destruye y cuántos sembrados. | |||
Que a la majestad del númen, | 30 | ||
de los dioses soberana611, | |||
conviene así; en abundancia | |||
mandar todo, bueno y malo. | |||
Y tú siendo diosa, y diosa | |||
más bella de la que trajo612 | 35 | ||
el mar en la vaga concha | |||
por senderos azulados, | |||
los besos, celestes dones, | |||
me vas, cruel, descontando; | |||
pero no mis tristes ayes | 40 | ||
ni mis gemidos amargos. | |||
No las lágrimas que siempre | |||
cual torrente derramado | |||
se desprenden de mis ojos | |||
el rostro y pecho inundando. | 45 | ||
Pon mis lágrimas en data, | |||
pon tus versos613 en el cargo, | |||
rebaja dellos los míos, | |||
y verás cuánto te alcanzo. | |||
—385→ | |||
Lágrimas innumerables | 50 | ||
son las que por ti derramo: | |||
dame sin número besos, | |||
y cuenta nueva con pago614. |
Cien besos cien veces | |||
mil veces cien besos, | |||
de besos mil miles, | |||
y tantos mil cuentos | |||
como gotas de agua | 5 | ||
tiene el mar inmenso, | |||
arenas la playa, | |||
estrellas el cielo; | |||
en tu linda boca, | |||
locuaces ojuelos, | 10 | ||
purpúreas mejillas | |||
y cándido seno615, | |||
hermosa Dorila, | |||
te diera yo arreo616, | |||
todos de seguida, | 15 | ||
sin tomar aliento. | |||
Sí, Dórila hermosa; | |||
pero tiene un pero: | |||
que vecino tanto | |||
al cándido seno617, | 20 | ||
a tu labio rojo618, | |||
locuaces ojuelos, | |||
mejillas de rosa | |||
estoy cuando beso; | |||
que ver no es posible | 25 | ||
ni el cándido seno619, | |||
—386→ | |||
rosadas mejillas, | |||
locuaces ojuelos. | |||
Ni la blanda risa | |||
con que cual el velo | 30 | ||
de la parda nube | |||
disipa el sol bello, | |||
y en su coche de oro620 | |||
el puro sereno621 | |||
corre, de su lumbre | 35 | ||
los orbes hinchendo; | |||
también tú, sol mío622, | |||
destierras acerbos | |||
suspiros del alma, | |||
cuidados del pecho. | 40 | ||
Mis ojos y labios, | |||
¿por qué tan opuestos? | |||
Si beso, no miro; | |||
si miro, no beso. | |||
Más quisiera a Jove | 45 | ||
de rival perpetuo: | |||
pugna entre mis ojos | |||
y labios no quiero. | |||
Riyose Dórila, | |||
y díjome, necio, | 50 | ||
retírate un poco | |||
entre beso y beso623. |
—387→
¿Qué furor te ha llevado, | |||
Dórila, amada prenda, | |||
con feroces mordiscos | |||
a destrozar mi lengua? | |||
¿Acaso no bastaban | 5 | ||
las heridas sangrientas | |||
que hizo Amor en mi pecho | |||
con sus agudas flechas? | |||
¿Sino también quisiste | |||
llevar tu violencia | 10 | ||
hasta clavar los dientes | |||
en mi inocente lengua? | |||
¿La que al alba, al sol puesto, | |||
y mil noches acerbas, | |||
y mil amargos días | 15 | ||
cantaba tu belleza? | |||
Ésta, si no lo sabes, | |||
¡oh tirana!, es aquella | |||
que del rubio cabello | |||
las ondulantes hebras, | 20 | ||
tus ojuelos alegres, | |||
tu cuello de azucena | |||
y el seno de alabastro | |||
de continuo celebra, | |||
la que tu nombre amado | 25 | ||
elevó a las estrellas | |||
del polo ingrato a Jove | |||
a la zona desierta, | |||
donde mis blandos versos | |||
fama te den eterna, | 30 | ||
porque fuiste mi gloria, | |||
mi delicia, mi prenda, | |||
mi cándida paloma, | |||
mi tesoro, mi tierna | |||
tortolilla, mi Venus | 35 | ||
con harta envidia de ella. | |||
Acaso fue de industria | |||
extendiendo, soberbia, | |||
que sin lesión alguna | |||
sin el furor que engendra, | 40 | ||
nunca debidamente | |||
yo celebrar pudiera | |||
—388→ | |||
los ojillos parleros | |||
y el cuello de azucena, | |||
y los purpúreos labios | 45 | ||
y las doradas trenzas | |||
y aun el acerbo diente, | |||
que yo llamaba perla. | |||
«Cante sí, balbuciente, | |||
con furor el poeta», | 50 | ||
así dijiste. ¡Oh vano | |||
poder de la belleza! |
No siempre muchos, ni humecidos [sic] | |||
del que sabroso tu linda boca | |||
licor destila, me des los besos: | |||
ni con tu risa mezclados vengan, | |||
ni moribunda sobre mi cuello | 5 | ||
tu rostro inclines. Sin la discreta | |||
justa medida, las cosas dulces | |||
el alma enervan y tristemente | |||
tocan el límite ya del fastidio. | |||
Cuando te pida yo besos nueve, | 10 | ||
rebaja siete: dos sólo quiero, | |||
rápidos ambos, no de los óptimos | |||
humedecidos del que entre perlas | |||
licor destila tu linda boca. | |||
De aquellos, digo, que da al telígero624 | 15 | ||
Cintio su hermano la casta Diana, | |||
de los que al padre da honesta virgen | |||
de amor impúdico no sabidora. | |||
Tú que lo eras, evita luego | |||
como los dieres la vista mía: | 20 | ||
y a los recónditos ángulos íntimos | |||
luego a esconderte con pie ligero. | |||
Allí alcanzándote, de aquestas manos | |||
verás la fuerza y el señorío. | |||
En ti cautiva he de lanzarme | 25 | ||
como en su presa cazador férvido, | |||
—389→ | |||
y halcón altivo de corvas uñas | |||
en la indefensa paloma tímida. | |||
Tú suplicante, las manos cándidas | |||
humildemente pondrás tendidas: | 30 | ||
luego, colgada del cuello mío, | |||
los siete besos que me negaras | |||
condicionados querrás pagármelos. | |||
Te engañas, mísera; que no se paga | |||
ni con el séptuplo tanta malicia. | 35 | ||
Yo de mis brazos porque no huyas, | |||
al cuello inhiesto haré cadena, | |||
hasta que, absueltos los besos todos, | |||
jures por todas las gracias tuyas | |||
que por tal crimen la misma pena | 40 | ||
mil y mil veces llevar quisieras. |
No sé qué especie de besos | |||
me sientan mejor: me cuadran | |||
los que en mi boca la tuya | |||
humedecidos estampa. | |||
También los rápidos, secos, | 5 | ||
tienen para mí su gracia: | |||
su calor templado suele | |||
penetrar a las entrañas | |||
con los que, puestos en blanco | |||
tus ojuelos, me regalas, | 10 | ||
tósigo y bálsamo a un tiempo | |||
el mal que hicieran lo sanan. | |||
Si tus mejillas de rosas, | |||
si tu cándida garganta | |||
y tus hombros y tu seno | 15 | ||
sobre los míos descansan, | |||
en tus mejillas de rosa, | |||
tus hombros, seno y garganta | |||
huelgo de ver de mis besos | |||
allí la lívida estampa. | 20 | ||
O si con trémulo labio, | |||
lengua con lengua trabada, | |||
extraes el humor, en una | |||
confundiéndose dos almas, | |||
y a cada cuerpo, no suyo, | 25 | ||
una y otra se trasladan; | |||
—390→ | |||
cuando amor está ya dando | |||
las últimas boqueadas, | |||
todos los besos, pausados, | |||
breves, lánguidos me agradan; | 30 | ||
ya les dé, ya los reciba | |||
de tu boca resalada. | |||
Mas tus besos con los míos | |||
no han de tener semejanza: | |||
cada cual de su manera | 35 | ||
ha de usar, siempre variada. | |||
Y si no acertare alguno | |||
en su vez a variarla, | |||
sea esta ley por ambas partes | |||
rígidamente observada. | 40 | ||
Que la vencida, ella sola | |||
tantos y en maneras tantas | |||
dé a la otra, como dieron | |||
y recibieron entrambas. |
Dicen que besos canto | |||
lascivos, deshonestos, | |||
cual nunca nuestros padres | |||
adustos conocieron. | |||
Cuando yo entre mis brazos, | 5 | ||
vida hermosa, te tengo | |||
y absorto en tus caricias | |||
muertecito me quedo, | |||
cuando estoy de manera | |||
que ni oigo, ni veo, | 10 | ||
¿lo que de mí se diga | |||
ha de tenerme inquieto? | |||
Riyóseme Dórila, | |||
oyendo decir esto, | |||
y con sus bellos brazos | 15 | ||
ciñóme en torno al cuello, | |||
y estrechamente unida | |||
conmigo, me dio un beso, | |||
que mejor nunca Marte | |||
lo recibió de Venus. | 20 | ||
Y díjome: no temas | |||
los juicios severos | |||
del vulgo, que esta causa | |||
toca sólo a mi fuero. |
—391→
¿Por qué ese ceño, matronas púdicas, | |||
vírgenes castas? No canto anécdotas | |||
de dioses lúbricos, ni vuestros ojos | |||
verán imágenes aquí de escándalo. | |||
No hallarán cláusula que a sus discípulos | 5 | ||
inocentillos mostrar no puedan [sic] | |||
dómine rígido desde la cátedra. | |||
Casto ministro del coro Aonio625, | |||
yo sólo canto besos purísimos. | |||
¡Y las matronas y castas vírgenes | 10 | ||
tuercen el rostro! Acaso, ¡imbéciles!, | |||
del libro el rótulo pudo asustarlas | |||
y algún epíteto menos devoto | |||
que en tanto número pudo escapárseme. | |||
Id de aquí lejos, turba selvática, | 15 | ||
matronas rígidas, vírgenes párvulas. | |||
¡Cuánto más púdica mi bella Dórila, | |||
cuando mis besos yo recitándola, | |||
tiñe de púrpura su rostro cándido, | |||
y cual vosotras también lo tuerce | 20 | ||
vergonzosilla..., como diciéndome, | |||
bien los recitas; hora [sic] estámpalos. |

XIII626
Lánguido yo, rendido | |||
después de una campaña | |||
amorosa yacía, | |||
yo al tuyo y tú a mi seno recostada. | |||
Todo en mis secos labios | 5 | ||
el aire que alentaba | |||
consunto, mal pudiera | |||
dar refrigerio nuevo a mis entrañas. | |||
—392→ | |||
Ya el Estigio y la triste | |||
mansión, al sol negada, | 10 | ||
ante mis ojos vía | |||
y del viejo Carón la negra barca. | |||
Cuando mis secos labios | |||
tú con el aura blanda | |||
de un beso refrescastes [sic]627 | 15 | ||
arrancado de lo íntimo del alma. | |||
Beso que a retraerme | |||
bastó de la morada | |||
tenebrosa de Pluto, | |||
y que el viejo Carón sin mí remara. | 20 | ||
Dije mal: no va solo | |||
remando con su lancha628, | |||
a los flébiles manes | |||
navegando mi sombra va liviana, | |||
sino que en este cuerpo | 25 | ||
vive parte del alma | |||
tuya, mi bien, y el tuyo629 | |||
que iba ya deslizándose afianza. | |||
Mas, con todo impaciente | |||
la mezquina se afana | 30 | ||
por desasirse, y triste | |||
sigue la vía de la oscura estancia. | |||
Que si el remedio usado, | |||
de un beso tuyo el aura, | |||
no la conforta, el nudo | 35 | ||
romperá al fin que ya se deslizaba. | |||
Pues aplica a los míos | |||
tus labios, adorada, | |||
que siempre un mismo aliento | |||
reparador aspiren nuestras almas. | 40 | ||
Hasta que al fin, Dorila, | |||
ya de gozar cansadas, | |||
si bien no satisfechas, | |||
con los dos cuerpos se confundan ambas. |
—393→
¿A qué me presentas | |||
tu purpúreo labio, | |||
ingrata Dorila, | |||
dura más que el mármol? | |||
Besarte no quiero | 5 | ||
que tus besos hallo | |||
insípidos, tristes, | |||
tímidos, forzados. | |||
Con ellos furioso, | |||
en deseos vanos | 10 | ||
todo me consumo | |||
y mísero ardo. | |||
¿Huyes? Mas no, espera: | |||
no me sean negados | |||
esos tus ojuelos, | 15 | ||
ni el purpúreo labio. | |||
Ya quiero besarte, | |||
dura más que el mármol... | |||
Ay, no; que es muy más blanda que plumilla | |||
blanda de blando cisne mi Dorila. | 20 |
Medía ya la puntería | |||
y a la sien el arco abrazado | |||
iba a lanzar, bella Doris, | |||
Amor contra ti su dardo. | |||
Mas vio la frente y en ella | 5 | ||
los cabellos derramados | |||
y tus inquietos ojuelos | |||
amores centelleando. | |||
Vio tus rosadas mejillas, | |||
y la risa de tus labios | 10 | ||
y ese, de su madre envidia, | |||
vio tu seno de alabastro. | |||
De sus manos ternezuelas | |||
cayéronsele los dardos, | |||
y dando una carrerilla, | 15 | ||
fue a posar en tu regazo. | |||
Y en tus mejillas de rosa | |||
y en tu seno y en tus labios | |||
estampó mil dulces besos | |||
—394→ | |||
de mil modos variados, | 20 | ||
que a lo interior de tu pecho | |||
el aroma deslizaron | |||
de los mirtos y el süave | |||
licor de Chipre630 y de Pafos631, | |||
y por su madre juraba, | 25 | ||
y por los númenes altos | |||
que nunca, nunca sus flechas | |||
asestaría en tu daño. | |||
De aquí procede el aroma | |||
de tus besos y el encanto, | 30 | ||
y el rigor, no es maravilla, | |||
de ese tu pecho de mármol. |
Dórida [sic] bella más que la cándida | |||
lumbre de Cintia, más que la estrella | |||
de Venus áurea; hermosa, dame | |||
dame cien besos. | |||
Cuantos al ávido vate dio Lesbia, | 5 | ||
de él recibidos; cuantos amores | |||
en tu purpúreo labio revuelan, | |||
y en tus mejillas. | |||
Cuantas evitan y dan tus ojos | |||
vidas o muertes, cuantos temores | 10 | ||
dan y esperanzas, cuantos amantes | |||
por ti suspiran. | |||
Cuantas säetas en este pecho | |||
lanzó mortíferas la dura mano | |||
del dios alígero; cuantas reserva | 15 | ||
su aljaba de oro. | |||
Con ellos vengan la grata risa, | |||
con todo el séquito de los halagos, | |||
blandos murmurios, palabras dísticas, | |||
—395→ | |||
leves mordiscos. | 20 | ||
Así arrullándose dos tortolillas632 | |||
con sus picuelos alternan, cuando | |||
al primer hálito de los Favonios633 | |||
ceden los Áfricos. | |||
Tú reclinándome634 contra mi seno, | 25 | ||
perdida, exánime, tus luces lánguidas | |||
puestas en blanco, dirás estréchame, | |||
que yo fallezco. | |||
Y entre mis brazos yo comprimiéndote, | |||
y al tuyo frígido mi seno cándido, | 30 | ||
con el espíritu de un largo beso | |||
te daré vida. | |||
Hasta que exhausto yo con el beso | |||
tan prolongado, perdido, exánime, | |||
caiga en tus brazos, también pidiéndote | 35 | ||
que me sostengas. | |||
Y entre tus brazos, así estrechándome, | |||
y al tuyo cálido mi seno frígido, | |||
con el espíritu de un largo beso | |||
me darás vida. | 40 | ||
Así gocemos, mi bien, unidos, | |||
la edad florida, antes que pálida | |||
vejez nos traiga cuidados míseros, | |||
cuitas y muerte. |
Cual rosa del aljófar635 cristalino | |||
de la noche bañada, al primer rayo | |||
del sol despliega su color purpúreo; | |||
—396→ | |||
así los labios de mi ninfa bella | |||
amanecen después que en prolongada | 5 | ||
noche feliz del néctar de mis besos | |||
regados fueron: el carmín realza | |||
la nieve de su rostro, cual si viste | |||
clavel ardiente en blanca mano y pura. | |||
Así aparece la cereza nueva | 10 | ||
en la vestida rama cuando mayo | |||
cede sus galas al estío ¿Por qué, ¡ay triste!636 | |||
cuando recibo de tu linda boca | |||
tan resalados besos, de tu lecho | |||
es forzoso partir? Al menos guarda, | 15 | ||
guárdame, hermosa niña, de tus labios | |||
el matiz suavísimo hasta tanto | |||
que la callada noche a ti me vuelva. | |||
Mas si de un otro besos recibieren, | |||
al mismo tiempo pálidos se tornen | 20 | ||
cual amanecen las mejillas mías. |
Cuentan que Venus viendo los labios | |||
de mi adorada, cerco brevísimo | |||
que en su figura releva cándida, | |||
cual busto ebúrneo donde curiosa | |||
mano engastase corales nítidos, | 5 | ||
bañada en lágrimas así convoca | |||
sus Amorcillos, y lamentándose, | |||
¿qué sirve, díjoles, si por sentencia | |||
de un pastorcillo, de mis purpúreos | |||
labios en Ida como las otras | 10 | ||
diosas rivales fue la victoria? | |||
¿Si por sentencia ya de ese vate | |||
vencida quedo de una tal Dórida? | |||
Id a ese réprobo, y de mortíferos | |||
dardos la aljaba bien abastada, | 15 | ||
en lo más hondo del tierno pecho | |||
fieros lanzádselos; que al despedírselos, | |||
con gran estrépito retiemble el arco. | |||
—397→ | |||
Mas sus ardores ella no sienta: | |||
frígida flecha de plomo alcánzela, | 20 | ||
y que a sus venas consumïéndose, | |||
lleve su inercia súbito hielo. | |||
Así fue, Dórida: hasta las médulas | |||
penetró el fuego de que son pábulo | |||
ya mis entrañas. Tú circuida | 25 | ||
de hielos ásperos el pecho indómito, | |||
como a los ímpetus del Adria horrísonos | |||
o del mar Sículo roca firmísima, | |||
segura ríes, y este tu amante | |||
de haber loado tu labio rojo | 30 | ||
sufre la pena ¡Ay!, que no sabes, | |||
mísera Dórida, por qué desamas, | |||
ni cuánto puedan, o de los númenes, | |||
o de Cyprina las iras émulas. | |||
Pon la soberbia, y al rostro plácido | 35 | ||
de hoy más conformes sean tus propósitos. | |||
Llega esos tus labios dulcísimos, | |||
de mis dolores causa inocente, | |||
a estos mis labios, con que extrayéndome | |||
parte del tósigo de que son pábulo | 40 | ||
ya mis entrañas, en amorosa | |||
llama recíproca ardas y goces | |||
conmigo a un tiempo; y tú a los númenes | |||
ni a Venus temas que a las hermosas | |||
los mismos dioses rinden su cetro. | 45 |
¿Por qué en las purpúreas rosas | |||
y en el tomillo, abejillas, | |||
y en la temprana violeta | |||
la miel libáis todavía? | |||
¿Por qué al eneldo oloroso | 5 | ||
y al narciso, simplecillas, | |||
revoláis? Todas al labio | |||
venid de la prenda mía, | |||
que ella sola del tomillo | |||
y de las rosas espira, | 10 | ||
del jacinto y vïoleta | |||
el aroma y ambrosía. | |||
—398→ | |||
Del eneldo se difunde | |||
lejos el aura benigna | |||
con el verdadero llanto | 15 | ||
de Narciso humedecida. | |||
Bañada también la sangre | |||
de Jacinto, con la misma | |||
brillantez que ambos licores | |||
cuando cayeron tenían, | 20 | ||
cuando del etéreo néctar | |||
y aire puro confingida, | |||
se esparció por todo el suelo | |||
de las flores la semilla. | |||
Mas no me neguéis, ingratas, | 25 | ||
de aquella su boca linda | |||
libar la miel; que por socio | |||
me toca una partecita. | |||
Ni avaras querréis tampoco | |||
colmadas vuestras celdillas | 30 | ||
tener siempre; porque entonces | |||
sus labios se agotarían. | |||
Y refrigerio no hallara | |||
más la pena merecida | |||
por revelar el secreto | 35 | ||
en ellos la boca mía. | |||
Y guardaos bien de ofenderla | |||
con vuestra flecha maligna, | |||
que agudas, más y mayores | |||
de sus ojos ella vibra. | 40 | ||
Y cierto que sin venganza | |||
nunca dejará la herida. | |||
Llegaos y blandamente | |||
libad la miel, abejillas. |