Contrary to
what has been maintained by critics, this article argues that the apocryphal
book by Avellaneda may have played a major role in Cervantes's
Don Quixote. Cervantes's invective
against his «enemy» Avellaneda turns out to be not only superfluous
but also contradictory. Moreover, both René Girard's
Mensonge romantique et vérité
romanesque and especially Michel Foucault's
Les mots et les choses are correct in
diagnosing Don Quixote's sickness as a literary one. Therefore, it is not
surprising that his cure should also be a literary one. In fact Avellaneda's
book plays a decisive role in it. This article points out how the change in the
symptoms of Don Quixote's sickness that occur from the turning point of Chapter
LIX, where Avellaneda's book is specifically mentioned for the first time, and
his eventual return to sanity, are linked to the intrusion of Avellaneda's
Quixote into the Cervantine
novel.
El hidalgo
manchego que se transforma en don Quijote efectúa un cambio de identidad
mediante la enajenación de su patrimonio y la lectura incesante de
libros de entretenimiento. En la España de su época, aquellas
lecturas eran objeto de un doble control social y discursivo que las situaba en
el marco del trabajo y de las actividades correspondientes a los diferentes
estamentos, y, simultáneamente, en el marco discursivo de los libros de
devoción. El hidalgo enloquecido, a diferencia de los demás
personajes de
Don Quijote, es lector de libros de
entretenimiento a tiempo completo. Cuando el cura y el barbero tratan de
restablecer los marcos existentes, quemando sus libros y tapiando la
habitación que hacía las veces de biblioteca, resulta que es
tarde, ya que el hidalgo, transformado en un texto errante, sale a todos los
efectos con la biblioteca a cuestas. Consecuencia de ello es la
literaturización de cuantos personajes entran en contacto con él
y con su mundo libresco.
The Topografía e historia general de
Argel, published in 1612, is a basic source for our knowledge of
Cervantes's heroism in Algiers. It has already been established that Diego de
Haedo, whose name appears on the title page, could not have written it. No
other work by any other author has such close parallels with Cervantes's works,
parallels so close that they already have been called «perplexing».
The present article proposes that Cervantes is the author of the work, and the
presentation of his heroism is thus another example of his
self-praise.
Tradicionalmente la crítica ha considerado
La española inglesa o un cuento de
hadas lleno de espiritualismo idealista o una narrativa realista que ofrece un
retrato fiel de las relaciones entre España e Inglaterra en la
época de Cervantes. Este artículo muestra la manera compleja e
inesperada en que Cervantes adopta y transpone las convenciones idealizantes
del género romance, combinándolas con detalles
sociohistóricos para crear un mundo de ficción utópico en
que los españoles y los ingleses pueden vivir en paz y armonía
como hermanos cristianos. El cuento resultante, con su visión erasmista
del cristianismo, subvierte las expectativas estéticas e
ideológicas del lector, inspirándole a someterse a un examen de
conciencia y a realizar en la vida diaria los valores implícitos en esta
novela ejemplar. La española
inglesa revela la fe cervantina en el poder de la literatura para realzar
y transfigurar la humanidad.
El lenguaje
de
La gran sultana se enreda con juegos de
palabras, soliloquios, rompecabezas, oxímorones, y oraciones
íntimas. Mientras se desenlaza la trama, también se revela la
verdadera identidad de Madrigal, el esclavo soberbio. Tan chistoso,
sorprendente, cruel, y creador como cualquier pícaro, Madrigal cambia de
opinión cada dos por tres, y cambia de trabajo igual de rápido.
Procuro demostrar que sus poderes creadores y transformativos sobresalen en su
habla rica y excéntrica, y que sus palabras secretas o
«codificadas» se derivan de sus múltiples oficios. Madrigal
se metamorfosea de «cocinero» desgraciado en sastre poco
hábil, intérprete confuso, maestro disparatado, y sacerdote
falso. Este fanfarrón nos miente al decir que enseña a hablar a
un elefante, pero a la vez nos avisa que sí conoce los motivos
más profundos del dramaturgo.