Esa mina llevaba mi nombre
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- Título: Esa mina llevaba mi nombre
- Autor: Centro Nacional de Memoria Histórica; Duran Núñez, Diana Carolina
- Publicación original: Bogotá: Centro Nacional de Memoria Histórica, 2016-09-07
- Descripción física: PDF
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Notas generales:
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“Por favor, hermano, dispáreme en la cabeza”. Con esa súplica recibió el capitán Juan David Arias al soldado que, tras oír la explosión de la mina, había salido corriendo a rescatar a su comandante. El capitán Arias apenas tenía 21 años y había ingresado al Ejército sin entender bien la guerra. Derribado en el piso con una pierna partida en dos, trató de cumplir lo que se había prometido a sí mismo si una mina lo afectaba seriamente: quitarse la vida. Pero no podía. No tenía ni las fuerzas ni las manos para llegar a su fusil.
La historia del capitán Arias es tan dolorosa como común entre los militares víctimas de minas antipersonal, que ya suman más de seis mil según las estadísticas oficiales. Muchos de los que pierden algo con un artefacto de estos (un brazo, una pierna, su espíritu) se ven ante el dilema de acabar con su vida o seguir luchando. De enterrar el héroe que eran para su gente o reinventarse. Los desafíos de estos hombres son del tamaño de sus tragedias y, por eso, quién mejor para contar la guerra que ellos mismos, sus protagonistas: esos hombres que resuelven su destino entre la oscuridad, los animales, las balas y las minas.
Descripción tomada de: http://www.centrodememoriahistorica.gov.co/informes/informes-2016/esa-mina-llevaba-mi-nombre -
- Prefacio. Pág. 8
- Agradecimientos de la relatora. Pág. 16
- Introducción. Pág. 18
- “fue mi culpa, fue mi culpa” . Pág. 24
- La mina que cambió el color de unos ojos. Pág. 46
- El soldado que sobrevivió una, dos, tres veces. Pág. 74
- El hombre que sin manos dispara. Pág. 88
- El miedo de enterrar a un muerto ajeno. Pág. 108
- Relato de un cabo que le ruega a Dios no tener que matar a nadie. Pág. 128
- El soldado perfecto. Pág. 150
- Pistorius, dame una pierna. Pág. 166
- “¡ve, este no tiene patas!”. Pág. 192
- Manuel, el cangrejo. Pág. 218
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“Por favor, hermano, dispáreme en la cabeza”. Con esa súplica recibió el capitán Juan David Arias al soldado que, tras oír la explosión de la mina, había salido corriendo a rescatar a su comandante. El capitán Arias apenas tenía 21 años y había ingresado al Ejército sin entender bien la guerra. Derribado en el piso con una pierna partida en dos, trató de cumplir lo que se había prometido a sí mismo si una mina lo afectaba seriamente: quitarse la vida. Pero no podía. No tenía ni las fuerzas ni las manos para llegar a su fusil.
- Notas de reproducción original: Digitalización realizada por la Biblioteca Virtual del Banco de la República (Colombia)
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Notas:
- Colombia
- Resumen: Armas no convencionales; Conflicto armado; Minas antipersonales; Relatos personales; Víctimas del conflicto armado
- © Derechos reservados Centro Nacional de Memoria Histórica
- Forma/género: texto
- Idioma: español
- Institución origen: Biblioteca Virtual del Banco de la República
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Encabezamiento de materia: