1. Denominamos
convencionalmente retruécano léxico al tipo
de juego verbal conseguido mediante la inversión de
las partes conformantes de una palabra real o supuestamente
compuesta, de forma tal que ésta resultaría
de la recomposición de dichas partes adoptando su
orden habitual (García-Page, 1992b). Se trata, pues,
de un fenómeno complejo construido en dos tiempos:
a) la repetición más o menos literal de una
palabra simultáneamente a su segmentación en
dos partes, y b) la inversión de dichas partes respecto
del orden posicional que guardan en la palabra presuntamente
compuesta, tal y como ilustra el siguiente ejemplo de Góngora
(110)24:
(1)Yo soy aquel gentilhombre
digo aquel hombre gentil
La pauta de formación podría representarse
como sigue: Dada la unidad léxica A (ab), se consigue
un retruécano léxico mediante la inversión
—72→
de las partes conformantes de A: A' (ba), o lo que es lo
mismo: AB → B + A, v.gr.
A(gentilhombre)
→
A'(hombre
gentil)
a b
b a
esto es:
AB(gentitilhombre) → BA(hombre gentil)
Este análisis
(repetición e inversión, con posible efecto
de antítesis) es el que caracteriza precisamente a
la figura sintáctico-semántica del retruécano
(antimetábole, conmutación o antimetátesis,
según los términos clásicos que recogen
los manuales de poética y retórica al uso);
de ahí que hayamos convenido en llamar, al fenómeno
descrito arriba, retruécano; v.gr.:
(2) son perras de muchas bodas
y bodas de muchos perros
.
(Góngora, 322)
(3) ya entre lana sin ovejas
y
ya entre ovejas sin lana.
(Góngora, 339)
El que la
repetición e inversión se lleve a cabo dentro
de los límites de la categoría palabra justifica
el apellido de léxico.
El aparente mero juego con
el significante que representa la partición caprichosa
de la palabra suele venir motivado por el deseo del autor
de forjar un juego con el significado de una de las partes,
o de todas ellas, estableciendo haces de connotaciones diversas.
De hecho, una o las dos partes resultantes de la segmentación
caprichosa suele coincidir con un signo preexistente en el
sistema de la lengua; lo que provoca normalmente una colisión
homonímica con claro valor lúdico. Este es
justamente el efecto que suele perseguir el autor a través
de la división de la palabra. En este sentido, tal
división, aunque caprichosa, está semánticamente
motivada.
El artificio retórico así descrito
presenta diversas formas de manifestación, las dos
variedades fundamentales se producen: a) cuando las partes
conformantes de A se separan gráficamente dando lugar
a dos palabras distintas, como en el ejemplo 1), variante
más frecuente: A(ab) → A'(a ≠ b); b) cuando tan sólo
aparece in praesentia en el discurso uno de los elementos
(bien A, bien A'), aunque el otro esté connotado fónica
o semánticamente por otros signos del contexto (relación
in absentia); modalidad ésta menos frecuente.
—73→
La
siguiente sarta de ejemplos ilustra el fenómeno que
es objeto de estudio en estas páginas:
(4) Puesta en el brinco pequeño
de Altamira, la
mira alta
hallaréis que él solo esmalta
cuantas joyas os enseña.
(Góngora, 110)
(5)
Camafeo de la moza
ser el necio pretendía
y a
la verdad que era feo,
aunque cama no tenía.
(Góngora,
97)
(6) más le quiero Martingala,
que no sin gala
Martin.
(Quevedo, 211)
(7) y por el bravo le llama
al
dormir león sin cama
y al comer camaleón.
(Quevedo, 215)
(8) implican malsín sin mal.
(Salinas,
430)
(9) con evidencias notorias,
en sí dos contradictorias:
no dar mula y muladar.
(Salinas, 377)
(10) ¿Es posible
que no temas
matar a un alma cristiana?
Fuertes son tus
temas, Ana,
para mí son anatemas,
(Salinas, 371)
(11) de un canónigo de Don
soy hija, donde me vienen
músicas que me entretienen.
(Salinas, 504)
(12)
La casta Ninfa, y por la Ninfa el Ponto.
Por Heles goza
el nombre de Helesponto.
(Bocángel, 21)
(13) El ladino Aladino Ah ladino dino la.
(Huidobro, 132)
(14) Molino de
aspavientos y del viento en aspas.
(Huidobro, 123)
(15)
... cayendo en la gran sima de no tener des
tino, horadando -es decir, dando hora a- unos túneles
que van desmoronándose,
escapando...
(Murciano, 66)
V.gr.:
A B
gentilhombre
B
hombre
A
gentil
Altamira
mira
alta
cama
feo
cama
Martingala
gala
Martín
camaleón
león
cama
muladar
dar
mula
anatemas
temas
Ana
donde
de
Don
Helesponto
Ponto
Heles
ladino
dino
la
aspavientos
vientos
aspas
horadando
dando
hora
—74→
Algunos autores (Llano, 1984: 127, 67-70, 128-9; Arellano,
1984: 302-3, n. 277, y 1987: 32) se refieren a este tipo
de juego verbal con el término disociación;
pero tal término, en extremo vago, sirve a dichos
autores (cfr. también Gracián, Agudeza, II,
37) para dar cuenta de otros procedimientos -aunque afines-
formalmente distintos, como el calambur, la dilogía,
el reanálisis de una palabra compuesta o derivada
(García-Page, 1992b: § 8.1). Frente a estos autores,
Coll y Vehí (1885:352) y Sánchez (1961:110),
entre otros, coinciden con nosotros en describir nuestro
ejemplo 1) -gentilhombre = hombre gentil- como un retruécano,
aunque no reparan en su distinción (retruécano
léxico), respecto de otras formas que cabría
analizar como retruécanos sintácticos.
2.
A veces, una o las dos partes diferenciadas del compuesto
varían fónicamente de la secuencia (palabra)
en que aparecen gráficamente soldadas; v.gr.:
(16)
las taimadas, trampantojo
de sus antojos y trampas.
(Quevedo, 259)
(17) son los vizcondes unos condes bizcos,
que no saben hacia qué parte
conden.
(Quevedo, 396)
(18) La Escarapela me llamas,
y
débeslo de fundar
en que en mí pela la cara.
(Quevedo, 292)
(19) No te fíes en tu hielo,
que
no es un velo de monja un Monjibelo.
(Salinas, 321)
(20)
Te doy mi rota mano manirroto Manuel.
(Ory, 130)
(21) Aquí
yace Rosario río de rosas hasta el infinito.
(Huidobro,
108)
(22) hija de la panadera;
la que siempre eras de
pan.
(Alberti, 71)
Las alteraciones se deben generalmente
a la adición o supresión de algún segmento
fónico, aunque puede darse el caso de una permutación
o metátesis, como ocurre con el fonema /s/ en 14):
aspaS + viento = aspavientoS (no *aspaSviento). La contracción
o solapamiento de algunos sonidos es el fenómeno que
se produce en trampantojo (= trampA + Antojo) y vizcondes
(= hizCO + COndes); aunque la asimilación fónica
también va acompañada de la elisión
de algún sonido: trampa(s), bizco(s). Respecto de
vizcondes, puede hablarse de una caso de aparente composición
acronímica (Casado, 1979) por haplografía.
En (18) y (22), la variación fónica es menos
leve, pues supone la sustracción de una sílaba
en (Es) + cara + pela, y la sustitución, sustracción,
contracción y recomposición en pan + (a) +
dE + Era(s). Rosario deriva de la combinación de rosa(s) + río (por supresión de /s/ y diptongación
del hiato/ío/). Monjibelo y manirroto sólo
alteran la
—75→
vocal final del primer elemento del compuesto,
como sucede con tantas otras formas compuestas del español
(rojiblanco, boquiabierto, etc.).
Aunque estos últimos
ejemplos varíen con respecto a aquellos primeros,
lo cierto es que siguen el mismo esquema de formación.
Incluso, se ciñe a tal esquema este otro texto, donde
las alteraciones fónicas son más notables:
(23) Aquí yace Alejandro antro alejado ala adentro.
(Huidobro, 108)
v. gr.: Alejandro = alej(a)d(o) + an(t)ro.
La presencia del fonema dental sordo quiebra automáticamente
el solapamiento acronímico perfecto: alej(ado) + anDro.
3. El fenómeno de repetición característico
del retruécano tiene, evidentemente, una gran semejanza
con los procesos de formación de palabras por composición;
sólo que el retruécano léxico funciona
de modo inverso como un mecanismo de «descomposición»;
comp.:
retruécano: AB → B + A
composición:
A + B → AB
Pero, además de los fenómenos de
creatividad léxica por composición, existe
una variedad de juego verbal basado en la composición,
o «falsa» composición, que consiste en la conmutación
de una de las partes conformantes del presunto compuesto
por otro término, con el que guarda, generalmente,
una relación de antítesis, tal como ponen de
manifiesto los siguientes ejemplos:
(24) Tenedme, aunque es otoño, ruiseñores,
que no puedo llevar ruicriados.
(Góngora, 581)
(25) Y viendo que mi desgracia
no dio lugar a que fuera,
como otros, tu pretendiente,
vine a ser tu pretenmuela.
(Quevedo, 240)
(26) El meteoro insolente cruza por el cielo
El meteplata el metecobre
El metepiedras en el infinito
Meteópalos en la mirada.
(Huidobro, 109)
En estos
casos, la pauta de formación varía en cuanto
que interviene un elemento no iterado: AB → AC o CB, o bien
A(ab) → A'(ac) o A'(cb); v.gr.: AB(ruiseñores) → A(rui)
+ C(criados).
—76→
Este artificio retórico, a diferencia
del retruécano, consiste, pues, en la forjadura de
una nueva expresión que repite, en el mismo orden
distributivo, una parte de la palabra originaria de que deriva
y sustituye la otra por un nuevo término, el cual
suele contraer una relación de antonimia con aquella.
Pero los dos fenómenos tienen común apoyarse
inicialmente en tina falsa etimología que propicia
la caprichosa segmentación.
4. Otro fenómeno
emparentado con la composición (o descomposición)
léxica es el calambur, basado en el emparejamiento
de secuencias homófonas, una de las cuales presenta
los sumandos separados gráficamente y la otra, unidos,
como formando una palabra compuesta. Aunque existen varias
modalidades de manifestación (García-Page,
1990a y 1990b: 219-220), la pauta general de construcción
del calambur podría ser la siguiente: A + B → AB o
bien A(a ≠ b) → A'(ab); v.gr.:
(27) ¡Dichosa espuerta cerrada,
que es puerta del cielo
abierta!.
(Salinas, 496)
(28) Difícil, por ahora,
ser demente,
porque yo no escribo de mente.
(G. Fuertes,
272)
(29) la que con vida convida.
(G. Fuertes, 128)
A
la vista de los ejemplos, el contraste con los otros fenómenos
indicados es notable. Frente al retruécano, que presenta
a los sumandos en un orden inverso con respecto a su distribución
normal dentro de la palabra «compuesta», el calambur los
presenta consecutivamente en un orden lineal, tal como aparecen
en la palabra «compuesta». Por su parte, el calambur y el
retruécano proceden de un modo inverso a la composición,
basada en la combinación de dos unidades simples;
aquéllos parten de la palabra compuesta para descomponerla:
uno (el calambur) dispone los sumandos en seriación
lineal y el otro (el retruécano), en quiasmo; v.gr.:
Composición: A + B → A B
Calambur: AB → A + B
Retruécano:
AB → B + A
5. Es menos frecuente el tipo de retruécano
léxico conseguido por la acción que, in absentia,
ejerce uno de los términos configuradores del juego,
tal como puede verse en:
(30) En Belli cabe moro y cabe hebreo
(Quevedo, 438) MOROVELLI
El verso no es más que una alusión al supuesto
destinatario de la composición, D. Francisco Morovelli,
enemigo del poeta.
—77→
Cabe recordar al respecto que otros
procedimientos lingüísticos, como el calambur,
también pueden conseguirse de este modo, mediante
la presencia de sólo una de las secuencias homófonas,
esté o no propiciado el juego, a su vez, por la copresencia
de otros signos que actúan como connotadores fónicos
o semánticos; v.gr.:
(31) Que en marzo me des abril,
y que en abril me des mayo
[DESMAYO
(Salinas, 389)
(32) Que así vayas con
vino [CONVINO
canción, para que seas della recibida.
(Quevedo, 403)
6. Como otra variedad particular del retruécano
léxico podrían describirse los siguientes textos:
(33) que de otra podría ser esenciaquinta [QUINTAESENCIA
(Quevedo,
479)
(34) Octubre, que, mojigato,
se deshoja
y se repela,
confín de invierno y verano
y umbral
donde tienen tregua,
también, por lo gatomoji,
nos aruña cuando llega,
ya proveyendo cantinas,
ya socorriendo despensas.
(Quevedo, 310)
Frente a las
demás variantes del retruécano vistas hasta
el momento, estas dos unidades léxicas se consiguen
mediante la inversión de las partes constitutivas
de un compuesto sin rebasar los límites de la categoría
palabra: se trata sólo de la permutación del
orden posicional que ocupan los componentes en una sola palabra
gráfica: AB → BA, pero no *AB → B ≠ A; v.gr.: AB(quintaesencia)
→ BA(esenciaquinta), AB(mojigato) → BA(gatomoji). Por ello,
podría pensarse que aquellas otras variantes son formas
de retruécano «sintagmático» reservando específicamente
el término de «léxico» para ejemplos como (33)
y (34) (García-Page, 1993a). Cabe hacer, no obstante,
la observación de que, en (33), el retruécano
se consigue in absentia, mientras que, en (34), se construye
el retruécano a partir de la coexistencia de los dos
términos que forman parte de la relación de
inversión.
Este tipo de juego limita abiertamente
con algunas configuraciones anagramáticas, como puede
verse en el poema siguiente de Salinas (523) titulado Enviole
una monja un jamón de presente...:
(35) Si corriéredes los fieles
a este regalo de
monja, [JAMÓN
seréis corredor de lonja
—78→
Aquí, los elementos lingüísticos que se
someten a inversión no son monemas (lexemas) sino
sílabas.
Más alejados están, sin duda,
los juegos anagramáticos basados en la inversión
o permutación de sonidos, los cuales bien podrían
definirse como manifestaciones particulares de la paronomasia
(paronomasia de exclusión: García-Page, 1986:
423, 1988: cap. I y 1989: § 4.3; cfr. Martínez, 1976:
78-9); v.gr.:
(36) sin duda sabe que natas
es anagrama de santas.
(Salinas,
441)
(37) Anagrama de Luisa
es ilusa, y no la infama
[...]
neutros son perla y peral,
ramo, amor, burla
y albur.
(Salinas, 430)
7. Como puede inferirse de algunos
de los ejemplos del corpus, los casos fronterizos son numerosos,
de los cuales las gramáticas y retóricas suelen
no decir nada, si es que acaso los registran. Así,
en
(38) Jove en Toro, mal arfil,
cuando Gil el de Motril
haca-blanca al coso saca,
¡plegue a Dios que el albahaca
no se vuelva en toronjil!.
(Salinas, 433)
arece haberse
conseguido una nueva unidad léxica compuesta (haca
-blanca) a través de la motivación semántica
originada en la sinonimia blanca-alba; tal nuevo signo representa
un pseudo-retruécano respecto de la base de formación
léxica, el sustantivo albahaca: se produce la inversión
característica de las partes conformantes, pero la
repetición es sólo parcial: junto a la repetición
literal de haca se produce la repetición relajada
(sólo semántica) de alba; v.gr.: alba-haca>
(haca-alba)> haca-blanca (cfr. García-Page, 1992b).
El segundo eslabón de la cadena representa un auténtico
ejemplo de retruécano léxico.
Semejantes problemas
de delimitación presentan textos como
(39) Aperciban los nabos la puntería
a los alcamadres
y güetastías
(Quevedo, 311)
texto en el que
se produce, primero, una desarticulación de los presuntos
compuestos: alcagüetas (alca + güetas), madrestías
(madres + tías), y, segundo, su recomposición
en forma de quiasmo: A(alca) + B(güetas) y A'(madres)
+ B'(tías) = A(alca) + A'(madres) y B(güetas)
+ B'(tías). Los signos resultantes pueden describirse
como formas particulares de la acronimia
—79→
(Casado, 1979),
palabras entrecruzadas (Lázaro, 1953: s.v. entrecruzada)
o simplemente cruces léxicos (Rodríguez, 1989),
y se emparentan con los ejemplos de retruécano aquí
expuestos por su proceso de formación: repetición
e inversión. Ejemplos como este último de Quevedo
abundan en composiciones de los Siglos de Oro y en poetas
contemporáneos como Huidobro: Al horitaña de
la montazonte / La violondrina y el goloncelo (105): A(hori)
+ B(zonte) y A'(mon) + B'(taña) = AB'(horitaña)
y A'B (montazonte); A(violón) + B(celo) y A'(golon)
+ B(drina) = AB'(violondrina) y A'B (goloncelo); etc. (García-Page,
1992a).
8. En el presente trabajo se ha intentado dar cuenta
de un fenómeno lingüístico que -acaso
por su carácter fronterizo con ciertos procedimientos
basados en la composición o el aparcamiento de secuencias
homófonas, entre los que confusamente se incluye (p.c.,
Llano, 1984: 127; Arellano, 1984: 302-3, n. 277)- no parece
haber sido descrito ni en las gramáticas al uso ni
en los manuales de poética y retórica más
representativos.
En cuanto que, como su homónimo
sintáctico (antimetábole), participa de los
procesos de repetición e inversión en el nivel
léxico, se le ha denominado provisionalmente retruécano
léxico (Cf. García-Page 1993a y 1993b). Tal
recurso constituye uno de los mecanismos de juego verbal
más artificiosos utilizados por los poetas para crear
en sus textos ingeniosos efectos lúdicos. Ahora bien,
aunque el corpus de ejemplos está extraído
del lenguaje literario (especialmente del siglo de oro),
este artificio de retórica es de uso muy frecuente
en la lengua común para la formación de juegos
populares e infantiles, chistes, como vemos en la siguiente
sarta de textos con que Vilches (1955: 46-8, 284) ilustra
algunas modalidades del anagrama y del juego de palabras
(Cf. con los conceptos de cacénfaton en Lausberg,
1960: § 964, y motgigogne en Dubois, 1982):
a) No
es lo mismo: El camafeo que El feo en cama
No es lo mismo:
Manicomio que Comió maní
No es lo mismo:
Tita tiene un plan que Tiene una plantita
No es lo mismo:
La edad del sol que La soledad
No es lo mismo: La paz del
Inca que La incapaz
No es lo mismo: Le dan un asado a Cora que Le dan un acorazado
No es lo mismo: Atado por amor que Amoratado
No es lo mismo: Una choza chica en Capri que una chica caprichosa
No es lo mismo: Tito se queda
en paz que Se queda en el pastito
No es lo mismo: Un asno que dura que Un durazno
No es lo mismo: Me pasó
Pila el termo que El paso de las Termópilas
No es
lo mismo: La quería por dos que Las dos porquerías
No es lo mismo: Vi su cuchara que Subí en la chúcara
No es lo mismo: Diego Mascayano que Diego ya no masca
b) ¿En qué se parece (sic) un sabio y un acróbata?
-En que el sabio tiene sesos y el acróbata se sostiene.
¿En qué se parecen un estafador y un encuadernador?
-En que el encuadernador pega tela y el estafador te la
pega.
—80→
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