Traducida al castellano por D.
José Marchena.
Madrid, MDCCCXI.
En la imprenta de Albán y
Delcasse.
Impresores del ejército
francés en España. Calle de carretas, núm.
31.
No se me esconde
cuán apartado va de un autor un intérprete, por
exacto, elegante y puro que éste sea; pero aquel que atienda
a las muchas dificultades que la traducción de una comedia
de Molière ofrece, todavía verá que es
acreedor a elogio quien todas las haya superado. Est tamen hic quoque virtus.
Yo no sé si lo he conseguido, pero sé, a lo menos,
que esta versión no está escrita en lengua franca;
idioma que tantos hablan en el día, y en que allá
ellos se entienden. Declamen cuanto quieran en buen hora contra los
que saben el castellano aquellos que no le han estudiado; yo
confieso que me agrada más el estilo lírico de Rioja
que el de Salanoba, y hallo más que imitar en los buenos
trozos de La Bella malmaridada o en La
Escolástica celosa de Lope que en lo más selecto
y atildado del Hombre singular o Catalina primera. Nuestro
traductores y muchos de nuestros autores no han venido a caer en
cuenta de que como el latín se aprende en los autores
latinos, ni más ni menos el castellano se aprende en los
castellanos; verdad recóndita sin duda, que, si no les es
dable empero alcanzar a ella, no errarán en admitirla como
cierta, cuando no probada. Así, en vez de escribir contra
los que leen nuestros autores clásicos, los
estudiarán, y sabrán alguna de las lenguas de
Europa.
Escena
I
|
|
DOÑA TECLA,
DOÑA ELVIRA,
DOÑA PEPITA,
DON PABLO, DON ALEJANDRO, JUANA y PEPITA.
|
DOÑA TECLA |
Anda, Felipa, más vivo, |
|
que me vea libre de ellos. |
|
|
|
DOÑA ELVIRA |
Tal paso lleva usted, madre, |
|
que alcanzarla no podemos. |
|
|
|
DOÑA TECLA |
No te canses más,
Elvira, |
5 |
en seguirme; cumplimientos |
|
ya sabes que no me gustan. |
|
|
|
DOÑA ELVIRA |
Señora, aquí
sólo hacemos |
|
lo que es nuestra
obligación; |
|
¿mas por qué con tal
despecho |
10 |
se va usted de nuestra casa? |
|
|
|
DOÑA TECLA |
Porque aguantar más no
puedo |
|
lo que en ella pasa; vaya; |
|
esta casa es un infierno; |
|
es un escándalo; nadie, |
15 |
nadie sigue mis consejos; |
|
sin respeto a los mayores, |
|
cantando y hablando recio, |
|
que parece una ginebra. |
|
|
|
|
DOÑA TECLA |
Tú siempre andas
metiendo
|
20 |
en todo tu cucharada, |
|
mas que nunca venga a cuento; |
|
eres muy entremetida, |
|
y charlas por cuatro. |
|
|
|
DOÑA TECLA |
En una palabra, chico, |
25 |
Tú no eres más que un
tontuelo; |
|
mírame, que soy tu
abuela, |
|
y te lo digo, y le tengo |
|
pronosticado a tu padre |
|
que tú has de ser con el
tiempo |
30 |
una mala cabecilla, |
|
y darle mil sentimientos. |
|
|
|
|
DOÑA TECLA |
Nietecita,
|
|
con los ojos en el suelo, |
|
que parece que no quiebras |
35 |
un plato; yo te prometo |
|
que más temo el agua
mansa |
|
que la brava, y que te
entiendo |
|
tus maulas. |
|
|
|
DOÑA TECLA |
Elvira, esto no va bueno, |
40 |
tu conducta no me gusta; |
|
tú debes darles
ejemplo, |
|
como hacía la difunta, |
|
de economía, de
arreglo. |
|
Tú, siempre el vestido
rico, |
45 |
los moños, los
embelecos. |
|
La que a su marido quiere, |
|
y no trata de cortejos, |
|
no anda tan engalanada. |
|
|
|
|
DOÑA TECLA |
Caballero,
|
50 |
como hermano de mi nuera |
|
a usted estimo y respeto; |
|
mas, si fuera su marido, |
|
le suplicara al momento |
|
que se plantara en la calle, |
55 |
y no volviera aquí
dentro. |
|
Usted profesa unas
máximas |
|
que no agradan a los buenos; |
|
¿qué quiere usted? Yo
soy clara, |
|
y digo aquello que siento. |
60 |
|
|
DON ALEJANDRO |
Sólo don Fidel le peta |
|
a usted, y no sé... |
|
|
DOÑA TECLA |
Es muy cierto;
|
|
ese es un justo;
¡ojalá |
|
que siguierais sus consejos |
|
todos! Tú, como eres
loco, |
65 |
siempre le andas zahiriendo, |
|
y a fe que me enfadas mucho. |
|
|
|
DON ALEJANDRO |
Pues cierto que fuera acuerdo |
|
aguantar que un mogigato |
|
hipocritón se haga
dueño |
70 |
de mi casa, y no podamos |
|
gozar ningún pasatiempo |
|
sin pedirle antes licencia. |
|
|
|
JUANA |
Vaya; y si nos atenemos |
|
a sus palabras, no hay cosa |
75 |
en que no se ofenda al cielo: |
|
todo dice que es pecado. |
|
|
|
DOÑA TECLA |
Y dice muy bien el siervo |
|
de Dios; para ir a la gloria |
|
el camino es muy estrecho. |
80 |
Mi hijo le respeta y quiere; |
|
sigan ustedes su ejemplo. |
|
|
|
DON ALEJANDRO |
No, abuela, padre ni nadie |
|
logrará que tenga
afecto |
|
a ese hombre yo, y
mentiría |
85 |
si dijera que le puedo |
|
llevar en paciencia; en breve |
|
tendremos un sentimiento, |
|
si continúa el
bribón |
|
haciendo de amo aquí
dentro. |
90 |
|
|
JUANA |
¿No es cosa que
escandaliza |
|
ver a un pobre pordiosero, |
|
que, cuando se metió en
casa, |
|
estaba el maldito en cueros, |
|
mandar, disponer de todo |
95 |
como si fuera él el
dueño? |
|
|
|
DOÑA TECLA |
Pesia a mí, mejor
irían |
|
las cosas por los consejos |
|
de ese santo encaminadas. |
|
|
|
JUANA |
Usted cree que es muy bueno. |
100 |
Pero yo, que le conozco, |
|
digo que es un embustero, |
|
gazmoño. |
|
|
|
JUANA |
Ni su criado Lorenzo |
|
ni el amo son de fiar. |
105 |
|
|
DOÑA TECLA |
El criado no me meto |
|
en averiguar si es malo; |
|
el amo sé que es muy
bueno. |
|
Ustedes le quieren mal |
|
porque no se anda en rodeos |
110 |
y reprehende sus vicios; |
|
porque con un santo celo |
|
defiende la ley de Dios, |
|
y porque no es lisonjero |
|
con el pecado. |
|
|
JUANA |
Está bien.
|
115 |
¿Pero por qué, hace
algún tiempo, |
|
que se pone dado al diablo |
|
cuando viene alguien a vernos? |
|
¿De una visita inocente |
|
acaso se enoja el cielo? |
120 |
Aquí para entre
nosotros, |
|
si va a decir lo que pienso, |
|
él está de mi
señora |
|
enamorado y con celos. |
|
|
|
DOÑA TECLA |
Calla, calla, y mira bien |
125 |
lo que hablas. El devaneo |
|
de mi nuera, las visitas, |
|
tanto lacayo y cochero |
|
ahí plantado, tanto
coche |
|
a la puerta dan perpetuo |
130 |
pábulo a
murmuración |
|
de las gentes; yo bien creo |
|
que no hay ofensa de Dios, |
|
pero el escándalo es
cierto. |
|
|
|
DON PABLO |
A las lenguas maldicientes |
135 |
¿quién puede poner
silencio? |
|
Bueno sería,
señora, |
|
que con los que más
queremos |
|
riñéramos por
temor |
|
de que murmuren los necios; |
140 |
y ni aun así
callarían. |
|
Señora, no nos curemos |
|
de lo que digan los tontos; |
|
sigamos por el sendero |
|
recto, y dejemos que el vulgo |
145 |
hable cuanto quiera luego. |
|
|
|
JUANA |
¿Si será nuestra
vecina |
|
Alfonsa quien va diciendo |
|
mal de nosotros? Bien puede, |
|
porque siempre son aquellos |
150 |
que tienen para callar |
|
más motivos los
primeros |
|
que tiran, y con más
furia, |
|
la piedra al tejado ajeno. |
|
La amistad más inocente |
155 |
la convierten al momento |
|
en mala, y van pregonando |
|
los imaginados yerros |
|
de los otros, que así
esperan |
|
encubrir los verdaderos |
160 |
que ellos cometen, o acaso |
|
disculpar sus desaciertos, |
|
descargando en otros parte |
|
del público vituperio |
|
que se tienen granjeado. |
165 |
|
|
DOÑA TECLA |
Nada de eso viene a cuento. |
|
Doña Ana, que es una
santa, |
|
que sólo piensa en el
cielo, |
|
habla mucho mal de ustedes, |
|
y me lo han dicho sujetos |
170 |
que la ven muy a menudo. |
|
|
|
JUANA |
¡Buena autoridad por
cierto! |
|
Verdad es que esa
señora |
|
sirve a Dios con mucho celo, |
|
y que ha dejado del mundo |
175 |
las pompas y devaneos, |
|
pero ya el mundo le
había |
|
vuelto la espalda primero. |
|
Con sus reverendas canas |
|
mal se avienen los contentos |
180 |
mundanales, y ella quiere |
|
con mentidos embelecos |
|
de virtud y santidad |
|
disimularnos del tiempo |
|
los estragos. Así son |
185 |
tantos falsos beaterios. |
|
Se acaba la mocedad |
|
y con ella los cortejos. |
|
Tristes y desamparadas, |
|
¿Queda entonces otro
medio |
190 |
para no desesperarse |
|
más que pensar en el
cielo? |
|
Afectando austeridad, |
|
y con semblante severo, |
|
las nuevas santas censuran |
195 |
a las demás,
reprendiendo |
|
toda amistad inocente, |
|
todo honesto pasatiempo, |
|
no por caridad cristiana; |
|
¿que es caridad? Ni por
pienso; |
200 |
por envidia solamente |
|
de que otras gocen contentos |
|
que ellas disfrutaron antes, |
|
mas que para siempre huyeron |
|
con la juventud. |
|
|
DOÑA TECLA |
Bien dicho.
|
205 |
(A ELVIRA.)
|
Elvira, estos son los cuentos |
|
que te gustan; la criada |
|
charlando siempre por ciento |
|
y los demás calladitos; |
|
pero al fin, yo también
quiero |
210 |
hablar a mi vez, y digo |
|
que nunca pudo haber hecho |
|
mi Simplicio mejor cosa |
|
que traer a casa un sujeto |
|
tan santo, y que aquí ha
venido |
215 |
por disposición del
cielo |
|
para llevarlos a ustedes |
|
por el camino derecho |
|
de salvación, y
sacarlos |
|
de pecado. Todos esos |
220 |
bailes, festines, visitas, |
|
comedias y otros festejos |
|
son invenciones del diablo, |
|
con que procura perdernos. |
|
Jamás en ellos se
escuchan |
225 |
palabras santas, ni ejemplos |
|
sacados de los sermones, |
|
sino equívocos,
requiebros, |
|
y a veces murmuración |
|
del prójimo; y del
estruendo |
230 |
de estas diversiones salen, |
|
hasta los hombres más
cuerdos, |
|
atontadas las cabezas, |
|
oyéndose en un momento |
|
veinte mil habladurías. |
235 |
Así dijo con acierto |
|
un predicador muy grave, |
|
que eran estos pasatiempos |
|
la torre de Babilonia, |
|
porque babean por ellos |
240 |
los tontos y los bolonios; |
|
y para seguir mi cuento, |
|
el predicador... |
(A DON PABLO.)
|
Parece
|
|
que el señor se está
riendo; |
|
vaya usted a buscar monos |
245 |
que le diviertan... |
(A DOÑA
ELVIRA.)
|
No quiero
|
|
hablar más; adiós,
Elvira; |
|
di que me emplumen si vuelvo |
|
a poner aquí los pies, |
|
aunque se juntara el cielo |
250 |
con la tierra... |
(Da una bofetada a FELIPA.)
|
Anda, maldita:
|
|
¡Qué sorna y
qué contoneo! |
|
Yo te enseñaré a que
mires |
|
las musarañas, jumento; |
|
vamos, anda, aguija, vivo. |
255 |
|
|
Escena
V
|
|
DON SIMPLICIO,
DON PABLO y JUANA.
|
DON SIMPLICIO |
Hermano, Dios te dé
buenos |
|
días. |
|
|
DON PABLO |
Con bien Él te traiga;
|
|
¿el campo estará algo
seco? |
340 |
|
|
DON SIMPLICIO |
Juana... Permíteme,
hermano, |
|
que me informe en un momento |
|
de lo que aquí haya
ocurrido. |
|
(A JUANA.)
|
¿No hay cosa alguna de
nuevo |
|
estos dos días que
falto? |
345 |
¿Está todo el mundo
bueno? |
|
|
|
JUANA |
Antes de ayer mi señora |
|
tuvo un calenturón
recio |
|
con una fuerte jaqueca, |
|
y un vómito muy
violento. |
350 |
|
|
|
JUANA |
¡Don Fidel!
|
|
Gordo, colorado y fresco; |
|
reventando de salud. |
|
|
|
|
JUANA |
Y a más de esto
|
|
una gran inapetencia, |
355 |
que fue tal que no hubo medio |
|
de hacerla tomar ni un caldo |
|
para conciliar el
sueño. |
|
|
|
|
JUANA |
Dando gracias,
|
|
porque se lo daba, al Cielo, |
360 |
dos perdices estofadas |
|
y una pierna de carnero |
|
cenó con frutas y
dulces. |
|
|
|
|
JUANA |
El crecimiento
|
|
le duró la noche
entera, |
365 |
y no hizo más que dar
vuelcos |
|
en la cama, sin pegar |
|
los ojos ni aun un momento, |
|
tanto que hubo que velarla. |
|
|
|
|
JUANA |
En un sueño
|
370 |
se llevó toda la noche, |
|
a pierna suelta durmiendo, |
|
mientras los demás
velaban. |
|
|
|
|
JUANA |
Al fin le hicieron
|
|
dos sangrías, y con
ellas |
375 |
se encontró aliviada
luego. |
|
|
|
|
JUANA |
Por cobrar
|
|
bríos contra el mal
ajeno, |
|
y recuperar la sangre |
|
que perdió mi ama, su
almuerzo |
380 |
le hizo con medio jamón |
|
y seis vasos de Burdeos. |
|
|
|
|
JUANA |
Por fin ambos,
|
|
gracias a Dios, están
buenos; |
|
yo voy a decir al ama, |
385 |
señor, con qué
sentimiento |
|
ha sabido usted su mal. |
|
|
|
Escena
VI
|
|
DON SIMPLICIO y
DON PABLO.
|
DON PABLO |
Ya ves cuál se está
riendo |
|
en tu presencia de ti, |
|
y tiene razón; no
quiero |
390 |
enfadarte; mas ¿quién
vio |
|
tal locura en hombre cuerdo? |
|
¿Te ha dado un hechizo
acaso |
|
don Fidel, que no contento |
|
con traértele a tu
casa, |
395 |
y sacarle del extremo |
|
de miseria en que se hallaba, |
|
dejas por él todo, y
luego?... |
|
|
|
DON SIMPLICIO |
Vete poco a poco, hermano; |
|
no le conoces, por eso |
400 |
hablas así. |
|
|
DON PABLO |
Norabuena;
|
|
no sé quién es, mas
sospecho |
|
lo que puede ser. |
|
|
DON SIMPLICIO |
Ah, Pablo,
|
|
¡qué rico tesoro
tengo |
|
en él! Si le conocieras |
405 |
me lo dirías;
¡qué bueno, |
|
qué virtuoso, qué
santo! |
|
Un hombre; vaya, no puedo |
|
encarecértelo; un
hombre... |
|
Quien escucha sus consejos |
410 |
siempre vive en paz profunda; |
|
nada turba su sosiego, |
|
y mira todo este mundo |
|
como un puñado de
estiércol. |
|
Yo con su conversación |
415 |
estoy hecho un hombre nuevo; |
|
me he desprendido de todos |
|
mis amigos y mis deudos. |
|
Hijos, hermanos, mujer, |
|
y madre, si en un momento |
420 |
se murieran a mi vista, |
|
no me importara ni un bledo. |
|
|
|
|
DON SIMPLICIO |
¡Válgame Dios, cuando
pienso |
|
en cómo le
conocí, |
425 |
todavía me enternezco! |
|
No faltaba ningún
día |
|
de la iglesia; muy modesto |
|
se ponía de rodillas |
|
junto a mí, mirando al
suelo. |
430 |
Rezaba con un fervor |
|
tan ardiente el Padre nuestro, |
|
que hasta en el coro se
oían |
|
sus gritos y sus lamentos, |
|
y con mucha devoción |
435 |
mil veces besaba el suelo. |
|
Al salir siempre me daba |
|
agua bendita en el hueco |
|
de su mano; su criado, |
|
que era imitador perfecto |
440 |
de su devoción, me dijo |
|
quién era muy por
extenso, |
|
y el estado de miseria |
|
en que estaba; yo, sabiendo |
|
su necesidad, le daba |
445 |
limosna; mas él modesto |
|
decía: la mitad
sobra; |
|
ah, señor, yo no
merezco |
|
tanta piedad; y si no |
|
se lo tomaba iba luego |
450 |
a repartirlo a los pobres |
|
en mi presencia; con esto |
|
me tocó el Cielo, le
traje |
|
a mi casa, y satisfecho |
|
vivo con su
compañía, |
455 |
cual no podré
encarecerlo. |
|
Lo corrige y lo censura |
|
todo, y seis veces más
celos |
|
tiene de mi mujer propia |
|
que yo mismo (no exagero), |
460 |
y me avisa si sospecha |
|
que alguien le dice
requiebros; |
|
¡tanto le duele mi
honor! |
|
Pero su devoto celo |
|
es ya tan escrupuloso, |
465 |
que el defecto más
ligero |
|
en que incurra le parece |
|
grave ofensa contra el Cielo. |
|
Seis días ha le
picó |
|
una pulga estando haciendo |
470 |
oración mental, y al
punto |
|
con mil lloros y lamentos |
|
se acusó de que la
había |
|
muerto con mucho despecho. |
|
|
|
DON PABLO |
Sin duda te estás
burlando, |
475 |
o bien has perdido el seso; |
|
¡vive Dios que tal
locura!... |
|
|
|
DON SIMPLICIO |
Hermano, vamos con tiento, |
|
que eso es hablar con muy poca |
|
religión, y yo me temo |
480 |
que has de tener que sentir, |
|
y que el castigo del Cielo |
|
te ha de coger algún
día. |
|
|
|
DON PABLO |
Ese estribillo perpetuo |
|
no se os cae de la boca; |
485 |
porque vosotros sois ciegos |
|
pensáis que somos
impíos |
|
todos cuantos claro vemos. |
|
Quien desprecia a los
gazmoños |
|
y sus vanos embelecos, |
490 |
se os figura que a las cosas |
|
santas no tiene respeto. |
|
Mas todos esos discursos |
|
nunca me han metido miedo; |
|
Dios que ve los corazones |
495 |
bien sabe como yo pienso. |
|
Yo no me dejo engañar |
|
de esos viles embusteros |
|
que afectan la
devoción, |
|
como otros fingen denuedo. |
500 |
Así como los valientes |
|
nunca se jactan de serlo, |
|
tampoco afectan piedad |
|
los devotos verdaderos. |
|
Mas tú confundes,
hermano, |
505 |
al hipócrita embustero |
|
con el amigo de Dios, |
|
venerando al fariseo |
|
cual debieras al
apóstol. |
|
Los que mienten santo celo |
510 |
en vez de oro nos dan plomo, |
|
y son unos monederos |
|
falsos de la Religión, |
|
que seducen a los necios |
|
con sus fingidas virtudes |
515 |
y con su lenguaje artero. |
|
No, hermano, de la
razón |
|
la moderación es sello, |
|
y sello característico, |
|
como del vicio el exceso; |
520 |
quien la exagera la estraga; |
|
baste por ahora. |
|
|
DON SIMPLICIO |
Cierto:
|
|
como tú eres un doctor |
|
de la Iglesia, un estupendo |
|
teólogo, el Catón del
mundo, |
525 |
y somos locos y necios |
|
los demás,
escucharé |
|
con humildad tus consejos, |
|
y haré lo que tú me
digas. |
|
|
|
DON PABLO |
No, hermano, yo no pretendo |
530 |
ser doctor, ni saber
más |
|
que los otros, pero pienso |
|
que sé distinguir el
grano |
|
de la paja, el oro terso |
|
de la alquimia vil, y cuanto |
535 |
a los justos reverencio, |
|
execro la hipocresía; |
|
y como no hay en el suelo |
|
cosa más noble que el
santo |
|
celo y el fervor sincero, |
540 |
tampoco la hay más
odiosa, |
|
ni más digna de
desprecio |
|
que la infame
hipocresía, |
|
que ese farisaico celo |
|
de los torpes histrïones |
545 |
de virtud, el sacrilegio |
|
de su falsa devoción, |
|
que cubriendo con el velo |
|
de la Religión sagrada |
|
la sentina de su pecho, |
550 |
abusan del nombre santo |
|
de Dios y compran a precio |
|
de su mentida piedad |
|
honras, cargos, y el respeto |
|
del pueblo y de los magnates; |
555 |
que aspirar fingen al Cielo |
|
para granjear riquezas, |
|
y que, anacoretas nuevos, |
|
en los empleos más
altos |
|
predican el menosprecio |
560 |
de las pompas mundanales, |
|
y en palacio hablan del yermo; |
|
la hiel en el corazón, |
|
la miel en el labio; arteros, |
|
implacables enemigos |
565 |
de los hombres de talento, |
|
que motejan como
impíos, |
|
y siempre el puñal
blandiendo |
|
de sus viperinas lenguas |
|
asesinan los perversos |
570 |
con capa de religión. |
|
Pero la vista apartemos |
|
de estos devotos del siglo, |
|
que son sepulcros infectos |
|
los que merecen el nombre |
575 |
de justos, los que de ejemplo |
|
ilustre pueden servirnos, |
|
los que veneran los buenos |
|
no ostentan esa bambolla |
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de religión y de celo; |
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a nadie acusan de
impío; |
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ruegan a Dios que al sendero |
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recto traiga al pecador; |
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no corrigen con acerbos |
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dicterios a sus hermanos, |
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reprehenden nuestros yerros |
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con su virtud acendrada, |
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y no creen de ligero |
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las apariencias del vicio |
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en el prójimo; que el
bueno |
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no piensa mal de los otros |
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fácilmente; los ajenos |
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pecados los compadecen; |
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tienen aborrecimiento |
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a la culpa y no al culpado, |
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sabiendo que agrada al Cielo |
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la humildad y la indulgencia |
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y que el justo no es soberbio, |
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este es el original |
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del cristiano verdadero, |
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y tu don Fidel en nada |
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se parece a tal modelo; |
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tú de buena fe le
alabas, |
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pero en un falso concepto |
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le tienes, su
hipocresía |
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con la virtud confundiendo. |
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DON PABLO |
Aguarda un rato,
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que hablar de otra cosa
quiero; |
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bien sabes que don Carlitos |
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anhela por ser tu yerno, |
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y que tú le has
prometido |
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casarle con tu hija. |
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DON PABLO |
Que está señalado el
día. |
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DON PABLO |
¿Y a qué
efecto
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lo dilatas? |
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DON PABLO |
¿A tu palabra
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faltar quieres? |
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DON PABLO |
Yo no veo otro motivo |
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que ser pueda impedimento. |
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DON PABLO |
Explícate, y deja
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aparte tantos rodeos. |
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Carlos me dijo que hablara |
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contigo. |
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DON PABLO |
¿Pero qué he de
responderle? |
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DON SIMPLICIO |
Lo que más te venga a
cuento. |
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DON PABLO |
¿Cómo he de decirle
nada, |
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si no sé a qué
estás resuelto? |
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DON SIMPLICIO |
A hacer aquello que fuere |
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la voluntad de Dios. |
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DON PABLO |
Bueno;
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¿pero cumples tu
palabra? |
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O sí o no, sin más
rodeos. |
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DON PABLO |
Buenos vamos;
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que suceda un desmán
temo |
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a su amor; quiero avisarle, |
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y procurar el remedio. |
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