 Cuando abrí tu joyero
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|  Cuando abrí tu joyero me inundó la fragancia | | | | que exhalaba la fina seda de tus pañuelos, | | | | y otra vez a mi lado, para calmar mis duelos, | | | | surgiste en la penumbra de mi desierta estancia. | | |
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| Evoqué largamente nuestra florida infancia, |
5 | | | mis rimas encendidas de eróticos anhelos, | | | | tus ojos en que ardía la fiebre de los celos | | | | y de tu amado cuerpo, la plástica elegancia. | | |
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| Fue nada más que un sueño. La sombra
traicionera | | | | disipó de mi lado la visión hechicera. |
10 | | | Quedaron mis miradas en tu joyero fijas... | | |
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| Y sólo un tenue rayo de la luna naciente | | | | hiriendo la vidriera, venía dulcemente | | | | a quebrarse en las gemas de tus áureas sortijas. | | |
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Córdoba.