La Isla de Siltolá, Sevilla, 2019, 90 págs.
No es más fuerte quien decide sino quien reconoce.
En la atención viajamos hacia dentro.
El eje de la vida nace inmóvil.
Quien no tiene nada que aportar acaba divulgando.
El mejor amigo de un escritor es la destructora de papel o, en su defecto, la papelera.
Los recuerdos nacen, crecen, se reproducen, mueren y vuelven a nacer.
Quien se conoce mucho a sí mismo acaba odiándose.
Nunca acabamos de cruzar el río del presente.
En la moralidad se eleva el árbol.
Como parte noble de la literatura el aforismo debe nacer de la humildad.