Esta obra pertenece al ciclo de Navidad aunque puede ser
representada en cualquier época del curso. Está inspirada
en el Libro de los tres Reyes de Oriente, un texto del siglo XIII.
Ha sido estrenada por los alumnos de 6º de EGB del Colegio
Público Birjinetxe, de Bilbao, en el festival de Navidad del
año 1996.
Como es costumbre, la actuación se llevó a cabo por toda
la clase, para lo cual hubo que crear tantos personajes como
requería el número de alumnos. Algunos de ellos tuvieron
que hacer doblete.
El
texto básico de la obra, como en todos los textos escolares,
fue enriquecido por las aportaciones personales de los actores,
dándole gran vitalidad a la representación.
Cuando se escribió este texto no se pensó en ningún
objetivo pedagógico concreto. Simplemente se pretendía
dramatizar un romance y contar una bella leyenda. A medida que la
estructura de la obra iba tomando cuerpo, pensamos que era el
momento de configurar una María con su geniecillo y un
José con una actitud feminista, de acuerdo con los tiempos,
que tal vez, no correspondan a los arquetipos un poco místicos
y casi siempre ñoños con los que suelen ser representados
en obras escolares. El resto de los personajes son muy
convencionales y lineales, de los que cualquier profesor puede
sacar el partido que crea oportuno según las necesidades
concretas de su grupo de niños.
Hasta el acto IV es práctico utilizar una decoración que
cambie a base de biombos, ya que necesitamos varios decorados y el
biombo es la solución más cómoda. Se pueden colocar
dos: a ambos lados del escenario, con ganchos en la parte superior,
y cambiar unas tiras de papel de embalar -es de un metro de
anchura- en las que se hayan pintado los elementos decorativos que
requiera la escena.
En
este acto puede, incluso, no haber ningún elemento decorativo
en escena. Si se quiere, se pueden colocar unos dibujos de
cortinajes o, simplemente, dejar caer por un biombo una tela roja y
brillante. (Va bien una colcha de seda.)
En
todos los colegios sería bueno que existiera un telón,
que se puede llamar «multiuso», en el que aparece un
paisaje con mucha perspectiva, un camino, un río, un puente...
y hasta una cueva. Resuelve la mayoría de los problemas. Pues
este telón es lo que se requiere para el acto de las mujeres
con los niños. Es conveniente colocar a distintas alturas los
biombos con árboles, rocas o alguna edificación en ruinas
a fin de que se puedan esconder las señoras cuando los
soldados les quieren quitar a los niños.
Los
dos biombos pegados junto a la pared del fondo, con paisaje de
dunas... y tal vez, a lo lejos, allá en el horizonte, unas
pirámides... muy pequeñitas y apenas insinuadas.
Este acto requiere un decorado exquisito. Representa la tienda de
Garamón. Una tienda de un oasis en la que no debe haber
demasiadas cosas: una mesa vulgar, alguna banqueta, un
cántaro, si se puede, y un biombo con colgajos de telas
vulgares. (Hay que procurar que el cubo donde se bañan los
niños no sea de plástico.) Todo esto debe ocupar
aproximadamente de dos tercios a la mitad del escenario. El otro
tercio, o la otra mitad, tiene que estar cubierto a la altura del
telón, es decir: en el mismo borde, por una sábana
perfectamente tensa. Por dentro y lo más pegado posible a la
sábana puede haber algo que, en la sombra, parezca una cama o
cuna de niño y una silla a cada lado. Al fondo, en la pared,
un foco potentísimo. Cuanto más potente sea, más
nítida va a ser la sombra. Si hay facilidad para descolgar la
sábana, se puede dejar caer para que haya más espacio
durante el baile final.

Acto segundo
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En el escenario aparece un paisaje de exteriores.
Es bueno que haya algún biombo con árboles o rocas donde
se puedan esconder las señoras cuando lleguen los soldados. A
las afueras de Belén un grupo de madres pasea con sus hijos y
comentan sus gracias.
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Antes de la conversación, gesticulan en
silencio mientras suena la música.
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MARTA.- Esther, ¿cómo está tu
niña?
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ESTHER.- Bien. Ya no le duele la barriguita,
pero se me ha quedado muy flaca. ¿Cómo está tu
José?
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MARTA.- Muy guapo. Le están empezando a
salir los dientes y es muy juguetón.
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SALOMÉ.- ¿A que no sabéis lo que
le he pillado a mi Lucas? Pues se había metido en la boca una
sandalia de su padre...
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MARTA.-
(Riéndose.) No te preocupes... Lo
que no mata, engorda...
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TODAS.- Ja... Ja...
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ESTHER.- Ahí vienen Rebeca y María
con sus chiquillos.
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TODAS.- ¡Hola!... ¿Qué tal?...
¡Cuánto habéis tardado!...
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MARÍA.- Bien, chicas... Nos habían
dicho que estabais aquí paseando y hemos venido a charlar un
rato con vosotras.
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REBECA.- Se nos ha hecho un poco tarde y
creíamos que no os íbamos a encontrar... Por cierto:
acabamos de ver una cuadrilla de soldados dando vueltas por el
pueblo.
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SALOMÉ.- ¿Qué raro?...
¿Qué querrán?
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MARÍA.- No sé... No decían
nada... (Mirando a REBECA.) ...
¿Verdad?
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ESTHER.- (Acercándose a
MARÍA.)
¡Qué guapo está tu Jesús, María!
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MARTA.- (Haciéndole
mimos.) ¡Y qué carita tiene!
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SALOMÉ.- ¿Qué tal mama?
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MARTA.- Bien... Es un niño sano que no da
un ruido. Come y duerme estupendamente.
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ESTHER.- Pues no veas las noches que me da mi
niña... Se las pasa enteras llorando.
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SALOMÉ.- Eso es porque aún está
mala... Dale un poco de infusión de anís, que es muy
buena para la tripita.
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MARTA.- (Mirando hacia
fuera.) Ahí llega Ruth.
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SALOMÉ.- ¡Cuidado que es tonta!
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MARTA.- Vendrá presumiendo como
siempre...
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REBECA.- El otro día me la encuentro y me
dice: ¿sabes que a mi marido le han dado trabajo en
Jerusalén?
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MARTA.- ¿En Jerusalén?
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REBECA.- Eso me dijo.
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MARTA.- Pues no sé qué trabajo
habrá encontrado... porque es un inútil...
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ESTHER.- ... El año pasado se fue de pastor
con las ovejas del viejo Samuel y se le escaparon todas... o, por
lo menos, la mitad.
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(Música.)
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SALOMÉ.- ...Y más cosas... Pero
callad, que llega.
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(Entra RUTH mucho más elegante que todas
ellas y dándose mucha importancia.)
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RUTH.- ¡Hola, chicas!... ¿Qué
tal?... Os estaba buscando.
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REBECA.- Pues llevamos aquí un buen
rato.
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RUTH.- Me dije: voy a enseñarles a mis
amigas el gorrito nuevo de mi Josué...
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TODAS.- (A la vez y con
guasa)
-¡Qué mono!
-¡Qué precioso!
-Se
lo habrás hecho tú, claro...
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MARTA.- Ya sabemos que eres muy mañosa y
haces todo muy bien...
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SALOMÉ.- ... La que mejor...
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RUTH.- ¡Mi Josué es el niño
más guapo de todo Belén!
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SALOMÉ.-
(Riéndose.) ¡Por supuesto...
Es precioso...
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REBECA.- Eso ya nos lo dijiste ayer.
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ESTHER.- Pues... qué quieres que te
diga...: a mí me parece demasiado gordo...
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MARTA.- ...Y tiene unos papos...!
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TODAS.- (Menos MARÍA.) ...Ja...
ja... ja ...
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RUTH.- ¡Envidia...! ¡Eso es lo que
tenéis! ¡Pura y cochina envidia!
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MARÍA.- En cierto modo te mereces que se
burlen de ti... No se puede ir por la vida fanfarroneando todo el
tiempo.
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RUTH.- ¡Mi niño es el más guapo
de todo Belén!... ¡Os fastidiáis! (A
MARÍA.) ...
Bueno... el tuyo también es muy guapo.
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MARÍA.- A cada madre le parece que su hijo
es el más guapo, el más simpático y el más
listo.
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MENSAJERO.- (Entrando jadeando,
muy asustado.) ¡Chicas, huid!... Han venido
unos soldados a buscar a todos los niños del pueblo... No
sé lo que quieren hacer con ellos... Dicen que hay que
llevárselos al rey Herodes...
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(Todas las mujeres chillan, recogen a sus
niños, se esconden, cambian de sitio, se cruzan entre sí
y, en estos cruces, MARÍA se coloca delante del
telón cara al público, donde actuará durante todo el
rato como si realmente estuviera escondida y pudiera ser encontrada
en cualquier momento.)
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(Música militar.)
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(Los soldados llegan en formación militar
precedidos del capitán. Pueden entrar desde el fondo del patio
de butacas y dar un paseo por el pasillo, en el escenario
también darán un par de vueltas hasta oír la voz de
mando. Por supuesto, a los acordes de una marcha
militar.)
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CAPITÁN.- ¡Aaaltooo...!
(Los soldados se ponen firmes.)
Soldados: tenemos órdenes del rey Herodes de buscar a todos
los niños de Belén... Nos han asegurado que las mujeres
andaban por aquí con sus hijos... Hay que buscarlas... Id por
todas partes y no paréis hasta traerlas...
(Música de miedo.)
(Se van los soldados en todas las direcciones,
incluso buscan por el patio de butacas. En el escenario espera el
CAPITÁN. Escondida en
su telón está muy asustada MARÍA. Van apareciendo los
soldados con las mujeres, mejor de una en una, para que sea
más espectacular la entrada. Ellas se resisten, pegan, se
defienden... incluso insultan -con insultos discretos,
naturalmente- a los soldados que las empujan hacia el centro del
escenario.)
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CAPITÁN.- ¡Alto!... ¡No les
hagáis daño! (Dirigiéndose a las
mujeres.) Vosotras: quietas todas!
¡A ver!... Tú... ¿Cómo se llama tu
niño?
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MARTA.- José.
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CAPITÁN.- Ponte aquí.
(La coloca en un extremo del escenario.)
(Dirigiéndose a ESTHER.) ¿Y el
tuyo?
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ESTHER.- No es un niño. Es una
niña... Se llama como yo: Esther.
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CAPITÁN.- Ponte allí.
(La coloca en el extremo opuesto del escenario adonde
enviará a las madres de las niñas.)
(Dirigiéndose a REBECA.) ¿Y tu
niño?
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REBECA.- Judit.
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CAPITÁN.- Colócate a este lado.
(Con ESTHER.) ¿Y el
tuyo? (A RUTH.)
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RUTH.- Josué.
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CAPITÁN.- Pues, al lado de los chicos.
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(Llega otro soldado llevando a empujones a
SALOMÉ.)
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SOLDADO.- Capitán: esta mujer se
quería escapar. La he encontrado escondida entre las
rocas.
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CAPITÁN.- ¿Conque escapándote?
¿Eh?... ¿Te creías que no te iban a encontrar los
soldados del rey Herodes, verdad?
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SALOMÉ.- ¡No me quitaréis a mi
hijo... canallas!
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CAPITÁN.- ¿Cómo se llama tu
niño?
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SALOMÉ.- Lucas.
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(MARÍA debe actuar todo el tiempo
delante del telón.)
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CAPITÁN.- Calla y ponte a este lado.
(La coloca junto a las madres de
varones.) Las que tenéis niñas os
podéis ir a casa. (Se van ESTHER y REBECA.) Vosotras,
esperad.
¿Queda algún chico más en Belén?
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TODAS.- No. Están todos aquí.
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(MARÍA tiembla en su escondite y
hace callar a JESÚS.)
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CAPITÁN.- (A las
mujeres.) ¿No me engañáis?
(A los soldados.) ¿Habéis
buscado bien por todos los rincones?
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SOLDADOS.- Sí, mi capitán.
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(El CAPITÁN se dirige al público
haciéndole la misma pregunta, que puede tener dos respuestas,
y éste debe estar preparado para actuar según
convenga.)
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-OPCIÓN A-
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CAPITÁN.- ¿Estáis seguros de que
no quedan más niños por aquí?
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PÚBLICO.- Noooo...
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CAPITÁN.- Bien.
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-OPCIÓN B-
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CAPITÁN.- ¿Estáis seguros de que
no quedan más niños por aquí?
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PÚBLICO.- Sííí...
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CAPITÁN.- No me engañéis,
pillines: que yo sé muy bien que no queda ningún
rincón por buscar...
(Dirigiéndose a las
mujeres.) Ahora nos vais a dar a vuestros niños
porque se los tenemos que llevar al rey Herodes.
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MUJERES.- ¡No!
-¡Ni hablar!
-¡Que te lo has creído tú!
-¡Mi hijo es mío y no se lo doy a nadie!
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(Aquí hay que jugar con la espontaneidad de
madres y soldados lo mismo que en las escenas
anteriores.)
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(Las madres chillan, lloran, pegan a los guardias,
los insultan, hasta que éstos tienen que sacar las espadas y
les quitan a los niños. El CAPITÁN les pone en
formación y se marchan con los chiquillos mientras las madres
se quedan llorando en el escenario y se van tras
ellos.)
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CAPITÁN.- ¡Formación!...
¡En marcha!...
(Marcha militar.)
(Se van al ritmo de la misma marcha con la que
entraron.)
(Durante unos minutos queda el escenario vacío
y en un gran silencio. No hay que olvidar que MARÍA ha permanecido durante todo
este rato escondida cara al público y ha de estar actuando,
simulando el miedo consiguiente al temor de ser sorprendida por los
soldados. Entra JOSÉ
con unas alforjas buscando a MARÍA.)
(Silencio total.)
|
JOSÉ.- María... María...
Marííaaa... ¿Dónde te has escondido?... Soy yo,
José... Sal sin miedo... Marííaaa... Ya se han ido
los soldados... María... Anda, mujer... Tranquila...
Sal...
|
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(MARÍA se va asomando poco a poco
y, cuando se cerciora de que JOSÉ está solo, sale al
centro del escenario.)
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MARÍA.- (Abrazando a
JOSÉ.)
¡Ay! ¡Ay!, José. ¡Qué susto tan grande he
pasado! Fíjate que estábamos aquí las mujeres de
Belén, tan tranquilas con nuestros niños, y han venido
unos soldados y se han llevado a todos los chicos... A las chicas,
no... Menos mal que a mí no me han visto.
|
JOSÉ.- (Enfadado.)
Y yo... buscándote por todas partes... Ha
venido un ángel y me ha dicho que huyamos lejos porque Herodes
quiere matar al niño... Así que, ahora mismo, nos vamos
camino de Egipto.
|
MARÍA.- Bien (Dándole
al niño.) ... Toma al niño que me vuelvo a
casa a recoger alguna cosa.
|
JOSÉ.- ¿A casa? ¿Tú
estás loca?... Ya traigo yo algo de comida... No te
preocupes.
(Le devuelve al
niño.)
|
MARÍA.- ¡No pensarás que me voy
a poner de viaje sin un triste pañal para cambiar al
niño...!
|
JOSÉ.- Tendrás que viajar sin
pañales.
|
MARÍA.- ¿Y si el niño se
escuece?
|
JOSÉ.- Pues le dejas con el culito al aire,
que es cosa sana.
|
MARÍA.- Los hombres enseguida
solucionáis todo por la tremenda... Mira: vete tú y
recoges un hatillo con la ropita del niño por lo menos.
|
JOSÉ.- Que no, María. Que nos vamos
ya...
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MARÍA.- Eres un pelma. ¿Eh?
|
JOSÉ.- Parece mentira que quieras volver
al pueblo después de haber visto a los soldados.
|
MARÍA.- Es verdad... ¿Y si
vuelven?... Tienes razón... Mejor será que nos vayamos
cuanto antes... ¿Y... adónde decías?
|
JOSÉ.- A Egipto... Es un país no muy
lejano adonde no llegarán los soldados del rey Herodes.
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|
(MARÍA y JOSÉ se preparan para marchar
mientras cae el...
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TELÓN)
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Acto tercero
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Música suave.
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El escenario está vacío porque representa
el desierto. Un decorado con pirámides al fondo sería lo
ideal, pero no es imprescindible. MASA y JOSÉ entran despacio, con aire de
cansados, quitándose el sudor. Dan un par de vueltas por el
escenario como si hubieran perdido el rumbo.
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MARÍA.- No puedo más, José...
Este calor es agotador... Llevamos andando más de dos
días sin descansar... Además tengo hambre y el niño
también.
|
JOSÉ.- Pues dale de mamar.
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MARÍA.- Pero, si yo no como, ¿te
piensas que voy a tener leche para darle al niño?
¿Eh?
|
JOSÉ.- No te enfades, mujer...
(Extiende en el suelo la manta que lleva al hombro y,
mientras MARÍA se
sienta en ella, él escudriña el horizonte buscando alguna
señal de vida.) Mira... (Sigue
buscando con la mirada.) ... Parece que allá a
lo lejos se ven unas palmeras... ¿Quieres que nos acerquemos a
ver si tienen dátiles?
|
MARÍA.- Vete tú... Yo me quedo
descansando con el niño... Anda... No tardes...
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|
(Música suave hasta que llegan los
bandidos.)
|
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(Se va JOSÉ. MARÍA se acurruca junto al
niño en un extremo del escenario y se duerme. Por el otro
extremo entran unos bandidos con gran alborozo, dando voces y
riéndose a carcajadas sin percatarse de su presencia. Son
agresivos y se pelean entre ellos. Llevan una bolsa con monedas que
acaban de robar. Durante unos momentos juegan con las espadas y al
cabo de un rato se escucha la conversación.)
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BORO.- ¿Os fijasteis que cara
ponía?
|
SAFA.- ...Y decía: ¡No me
quitéis el dinero! ... ¡No me quitéis el
dinero!...
|
ISMA.- Pero se lo quitamos... ¡Mira esta
bolsa!
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FELO.- ¿Cuánto dinero tendrá?...
Parece que pesa mucho.
|
SAFA.- Vamos a contarlo.
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(Se sientan en corro y lo cuentan entre carcajadas
y empujones porque todos lo quieren coger. En un silencio de los
bandidos se oye el llanto del niño JESÚS.)
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SAFA.- ¿No oís el llanto de un
niño?
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(Llanto en off.)
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ISMA.- Sí, hombre... aquí en el
desierto...
Tú estás mal.
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(Vuelve a llorar JESÚS.)
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BORO.- Pues a mí también me parece
que se oye un niño. ¿Vamos a buscarlo?
|
FELO.- Vamos.
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(BORO y
FELO recorren el patio de
butacas antes de llegar al escenario por el lado donde se encuentra
MARÍA, que sigue
dormida, con el niño.)
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BORO.- (Dando voces.)
Aquí hay una mujer y un niño...
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FELO.- Están dormidos...
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SAFA.- (Sigue contando el dinero
y contesta sin levantar la cabeza.) ¿Y
cómo son?... ¿Guapos?
|
FELO.- ¡Vaya!... La mujer es un poco
flacucha... y el niño también tiene cara de hambre...
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(MARÍA se despierta asustada y
abraza al niño con miedo. Mira y no dice
nada.)
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SAFA.- ¿Se podrán vender como
esclavos?
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BORO.- Yo creo que si les damos bien de comer
unos días nos los pueden comprar a buen precio...
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ISMA.- ¿Le gustarán al jefe?
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BORO.- Seguro que nos da una recompensa por
llevárselos.
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(ISMA y
SAFA se levantan y se
acercan al grupo.)
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SAFA.- ¡Hale, mujer!... ¡Arriba!...
Que vamos a llevarte con Garamón.
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(Los bandidos sacan a MARÍA del escenario a empujones y
cae el...
|
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TELÓN)
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Acto cuarto
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Este acto se desarrolla dentro de la tienda de
GARAMÓN, en un oasis
del desierto. El escenario debe estar dividido en dos partes: una
de ellas es la mitad visible de la casa donde ocurre la parte de la
acción que es hablada. La otra mitad está tapada por una
sábana blanca y en ella, por medio de sombras, se
representará el interior de la habitación de DIMAS y todos los acontecimientos que
han de ocurrir allí simultáneos a los que se están
hablando. Al abrirse el telón LILI y NANA, las dos esclavas de ISABEL, esposa del bandido, cruzan la
escena llorando con grandes alaridos, como verdaderas
plañideras, porque DIMAS, el niño del jefe, se
está muriendo.
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Música y gestos antes de
hablar.
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NANA.- ¡Con lo precioso que es!
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LILI.- ¡Y con lo guapo que se había
puesto!
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NANA.- ¡Mi niño bonito!
|
LILI.- ¡Se nos muere!
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|
(Se abrazan las dos llorando y así se las
encuentra ISABEL que entra
con el niño DIMAS.
ISABEL también
llora.)
|
ISABEL.- ¡Dimas, hijito mío, no te
mueras! ¡Bonito!... Chiquitín... ¡Mira a
mamá!
|
LILI.- Tiene mucha fiebre.
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NANA.- ¡.Qué podríamos hacer?
|
ISABEL.- No sé ... Pero como no hagamos
algo pronto... mi hijo se muere.
|
NANA.- Ama, ¿quieres que vaya a por un cubo
de agua al pozo? Le podíamos bañar a ver si se le baja la
fiebre.
|
ISABEL.- Vete.
|
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(Se va NANA. ISABEL y LILI, que está sentada a sus
pies, siguen llorando y diciéndole cosas espontáneas al
niño. Entra GARAMÓN, muy bruto
él.)
|
GARAMÓN.- ¿Qué pasa,
mujer...?
|
ISABEL.- Que se nos muere el niño,
marido... Hace dos días que no quiere mamar y devuelve hasta
el agua que bebe.
|
GARAMÓN.- ¡Rayos y centellas!
¡Por todos los dioses!... ¿Es que Garamón, el
bandolero más temido del desierto, no va a poder salvar a su
propio hijo?
|
ISABEL.- Me parece que no, marido... Mira...
(GARAMÓN se acerca al niño y
lo toca.)
...
Ahora está tranquilo... pero tiene mucha fiebre.
|
GARAMÓN.- Se está durmiendo.
(Entra NANA con el cubo de agua y lo coloca
en un lugar muy visible, en primer plano.)
|
NANA.- Ama, aquí está el agua para
bañar al niño. ¿Le desnudo ya?
|
ISABEL.- No... Parece que se está
durmiendo... (Entregándole al
niño.) Llévatelo a su cuna y ya le
bañaremos cuando despierte... Pero no te apartes de él ni
un momento.
(NANA
enciende el foco que estará al fondo del
escenario.)
|
|
(NANA se
lleva al niño a su habitación, que hasta entonces
había estado a oscuras y, en ese momento, se encienden los
focos para que, a través de sombras, se represente lo que
allí está ocurriendo. Durante todo el tiempo que dure la
escena, NANA ha de cuidar
del niño enfermo: le dará agua, le cambiará los
pañales, le abanicará, jugara con él, etc. Es muy
interesante que todas las niñas que actúan detrás de
la sábana procuren estar el mayor tiempo posible de perfil ya
que la imagen es más bonita.)
|
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(En la parte visible del escenario, GARAMÓN se sienta triste junto a
su esposa cuando entra un bandido llevando a empujones a
JOSÉ.)
|
CORI.- Jefe, hemos encontrado a este mendigo
merodeando por el oasis y subiéndose a las palmeras.
|
GARAMÓN.- (Se levanta y ya no
parece el padre triste de hace unos minutos sino el temible jefe de
los bandidos. Se acerca a JOSÉ, que está muy asustado,
y le habla dando vueltas a su alrededor, asustándole con la
espada.) ...Así que... robándome los
dátiles... ¿eh?
|
JOSÉ.- Yo no sabía que eran tuyos.
|
GARAMÓN.- ¿Cómo que no
sabías que eran míos?
¿No sabes que todo lo que hay en el desierto es de
Garamón?
|
JOSÉ.- Pues no.
|
GARAMÓN.- ¿No sabes que Garamón
es el bandolero más famoso de todo el territorio?
|
JOSÉ.- No. No lo sabía.
|
GARAMÓN.- ¿Cómo te has atrevido a
cruzar el desierto sin mi permiso?
|
JOSÉ.- Es que mi familia y yo íbamos
huyendo del rey Herodes que nos quería quitar al
niño.
|
ISABEL.-
(Emocionada.) ¡Tiene un niño!
|
GARAMÓN.- ¿Cómo?
¿Cómo?
|
JOSÉ.- Que el rey Herodes nos quiere robar
al niño, y mi mujer y yo nos hemos escapado de Belén y
vamos hacia Egipto.
|
GARAMÓN.- O sea, que tienes mujer e hijo...
¿Dónde están?
|
JOSÉ.- Los he dejado descansando en el
desierto mientras yo iba a por comida.
|
ISMA.- (Desde fuera, y
entrando.) Jefe, ¡mira lo que te traemos!
(Entra con el resto de los bandidos llevando a
MARÍA.)
|
GARAMÓN.- ¿Qué me
traéis?
|
BORO.- Una pareja de esclavos para vender en el
mercado.
|
|
(Al encontrarse MARÍA y JOSÉ se abrazan emocionados y se
ponen juntos.)
|
JOSÉ.- ¡María!
|
MARÍA.- ¡José!
(Emotivo abrazo entre ambos.)
|
JOSÉ.- (Dirigiéndose a
MARÍA.) ¿Os
han hecho daño?
|
MARÍA.- Daño... lo que se dice
daño... no. Pero nos han traído a empujones y nos quieren
vender en el mercado de esclavos.
|
GARAMÓN.- Así que estos son tu mujer y
tu hijo...
|
JOSÉ.- Los mismos.
|
GARAMÓN.- Me alegro de que no me
mintieras... porque al que me miente... ¡lo mato!
|
FELO.- (Dirigiéndose a
GARAMÓN.)
También te traemos una bolsa llena de monedas que le robamos a
un mercader.
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SAFA.- ¡Que lloraba como un tonto...!
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TODOS.- Ja... ja... ja...
|
GARAMÓN.- Bueno. Vamos afuera a contar el
dinero. (Dirigiéndose a ISABEL.) Y tú
dales algo de comer a esta gente para poderlos vender bien
gorditos.
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|
(Salen GARAMÓN y los demás
bandidos.)
|
|
(Música suave.)
|
ISABEL.- (Dirigiéndose a
MARÍA.)
Señora: toma este trozo de pan y siéntate... Déjame
un poco al niño... Pobrecito... ¡Cuánta hambre
tiene!
|
MARÍA.- Tenía que haber mamado pero
yo no he comido desde hace dos días y no tengo leche... Se me
va a morir.
|
ISABEL.- No te preocupes, señora. Yo
también tengo un niñito, un poco mayor que éste.
|
MARÍA.- ¿Ah... sí?
|
ISABEL.- Sí... Pero el mío está
muy enfermito: lleva varios días con mucha fiebre y no quiere
mamar... Le daré mi leche a tu niño.
|
MARÍA.- (Entregándole
al niño JESÚS.) No sabes
cuánto te lo agradezco.
|
ISABEL.- En cuanto le dé de mamar te lo
traigo.
|
MARÍA.- Gracias otra vez.
|
|
(Isabel se
va con JESÚS a la
habitación en la que se encuentra NANA cuidando de DIMAS. Música. Con ella va
LILI, la esclava, que
ayudará y relevará a NANA en la atención del enfermo.
En las sombras se puede ver cómo hablan las tres, cómo
mira ISABEL a su hijo y le
acaricia y, después, se sienta a dar de mamar a JESÚS. Mientras tanto, en la otra
mitad del escenario se contempla la conversación entre
JOSÉ y MARÍA. JOSÉ está muy excitado y
habla comiendo el pan que había dejado ISABEL.)
|
JOSÉ.- ¿Cómo se te ha ocurrido
dejarle al niño?... ¿Y si le hace algo?...
|
MARÍA.- ¡Anda, anda... qué le va
a hacer!... Se le ve en los ojos que es una buena mujer.
|
JOSÉ.- ... Pero es la mujer de
Garamón... ¡el bandolero!
|
MARÍA.- Eso no quiere decir que ella tenga
que ser mala porque su marido lo sea... Además, está
triste... Debe estar sufriendo mucho con la enfermedad de su
hijo.
|
JOSÉ.- No me fío.
|
MARÍA.- No me fío... no me
fío... No te preocupes.- Dios nos ayudará.
|
ISABEL.- (Entrando con
JESÚS.)
¡Qué hambre tenía el chiquillo!... Se ha quedado
repleto en un momento.
|
MARÍA.- (Cogiendo a
JESÚS.) Gracias
por todo.
|
LILI.- (Gritando.)
¡Ama, ven corriendo!
|
NANA.- ¡El niño se ha puesto peor!
|
LILI.- ¡Ahora no respira!
|
|
(Se va ISABEL y quedan MARÍA y JOSÉ
asustados.)
|
NANA.- (Entrando, muy
nerviosa.) Señora María, dice mi ama que
vengas a ver si nos puedes ayudar... Que el niño se ha puesto
muy malito.
|
MARÍA.- Voy. (Le da el
niño a JOSÉ.) Toma:
atiéndele un poco mientras yo procuro ayudar a esta pobre
gente. (Se va a la zona de
sombras.)
(JOSÉ
se queda solo con el niño JESÚS y lo pasea por el escenario
mientras le hace mimos. En un momento determinado, se mira la mano,
se la huele... y, al pensar que el niño tiene cacas, acerca la
nariz, constatando su sospecha)
(Música y mucha mímica por parte de
JOSÉ.)
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JOSÉ.- ¡Huy!... ¡huy!...
¡huy!... ¡Lo que faltaba!... Ahora el niño está
sucio... Le cambiaré como pueda.
(Saca de su faltriquera unos trapos, desnuda a
JESÚS, le limpia en
seco, y, mientras hace estas labores va hablando consigo
mismo.)
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JOSÉ.- Lo que yo tenía que hacer
ahora, después de limpiarle... y con este calor... sería
darle un chapuzón... Pero, ¿de dónde saco yo ahora
agua? (Vuelve a coger al niño, desnudito, y lo
sigue paseando y haciéndole carantoñas hasta que tropieza
con el cubo que dejó NANA.)
¡Mira!... ¡Un cubo de agua!... Estupendo...
(Y tranquilamente baña a JESÚS jugando con él.
Mientras está en esta operación llega LILI.)
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LILI.- ¿Qué haces, hombre?... Esa
agua no se puede tocar... Es para bañar a Dimas, el hijo de
Garamón.
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JOSÉ.- Yo... es que yo... yo no
sabía... Bueno... es que como Jesús estaba tan
escocidito... pues pensé: le voy a meter un poco en esta agua
para refrescarle... Perdona.
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LILI.- ¡Qué perdones ni qué
gaitas!... ¡Lo que tienes que hacer ahora es ir enseguida a
por otro cubo. No sea que se entere el amo!
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ISABEL.- (Desde
dentro.) ¡Lili, trae el agua corriendo!...
¡No pierdas ni un segundo!
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LILI.- (Asustada, sin saber
qué hacer. En alto.) ¡Voy, voy!
(Al público.) Le llevaré este
cubo aunque se haya bañado en él el otro niño.
(Alto.) ¡Voy!
(Se va a la habitación y coloca el cubo en
primer plano. Allí introducen al niño enfermo, que, al
tocar el agua comienza a despertar, a reírse y a tener buen
color. Hasta ahora la escena de sombras era muda, pero en este
momento todas las mujeres comienzan a hablar a la vez,
entusiasmadas, con las frases siguientes y todas las
espontáneas que se les ocurran, teniendo en cuenta repetir la
palabra «milagro» y «agua
milagrosa».)
-¡El niño abre los ojos!
-¡Mira!
-¡Juega!
-¿Qué tiene esta agua?
-¡Esto es un milagro!
-¡Milagro!
-¡Esta agua es milagrosa!
-¿De dónde ha salido esta agua?
-¡Si parece que ha resucitado!
-¡Se ha curado!
-¿Cómo es posible?
-¡Viva!
(Risas y aplausos.)
(Mientras esto sucede en el interior, JOSÉ viste al niño en escena
y entra GARAMÓN.
Ambos se quedan sorprendidos oyendo las voces de las mujeres. Se
miran sin entender lo que está pasando.)
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GARAMÓN.- ¿Qué pasa con mi
hijo?
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JOSÉ.- Ahí dentro debe estar
ocurriendo algo raro. Se han puesto todas a chillar y a
reír... No sé.
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(Entran las mujeres con gran alborozo. ISABEL lleva a DIMAS envuelto en una toalla y ocupa
el centro de la escena. GARAMÓN se emociona al ver a su
hijo sano.)
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GARAMÓN.- ¡Hijo!... (Lo
coge.) ¡Esto es un milagro!
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ISABEL.- Garamón, no te lo vas a creer,
pero en cuanto el niño tocó el agua comenzó a
ponerse bien.
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LILI.- ¡Ha sido un milagro!
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NANA.- ¡Esa agua tiene magia!
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MARÍA.- ¡Ha sido el agua!
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ISABEL.- Seguro: ¡ha sido el agua
milagrosa!
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GARAMÓN.- ¿Seguro que ha sido el
agua?
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TODAS.- Seguro.
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GARAMÓN.- (A NANA.) ¿De
dónde la trajiste?
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NANA.- Del pozo como siempre.
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GARAMÓN.- ¿Ves como no ha sido el
agua?
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LILI.- Sí que ha sido el agua. Porque antes
que Dimas se había bañado en ella el niño
Jesús.
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TODOS.- (Mirando a JOSÉ que tiene en brazos a
JESÚS.)
¿El niño Jesús?
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JOSÉ.- Bueno... Es que yo... No lo
sabía... y vi el cubo tan cerca... que pensé... que
sería bueno para Jesús... ¡Y le bañé!
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ISABEL.- ¡Pues eso!: que el niño
Jesús ha convertido el agua del pozo en milagrosa... y ha
curado a mi hijo.
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GARAMÓN.- Pues, ¿qué niño es
este, que hace milagros?
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MARÍA.- Jesús es un niño muy
especial. Es Hijo de Dios y el día en que nació vinieron
los ángeles a celebrarlo y también le adoraron los Magos
de Oriente.
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JOSÉ.- ...Y por eso le quiere matar
Herodes... y por eso el ángel me dijo que escapáramos a
Egipto.
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GARAMÓN.- Pues no os preocupéis... Yo
os acompañaré hasta Egipto y mis hombres os darán
escolta para que nadie os haga daño... Cuando lleguéis
allí os buscaré alojamiento y trabajo.
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ISABEL.- Más te valiera ponerte tú
también a trabajar y dejar de ser bandolero... ¡El tiempo
que hace que te lo vengo diciendo: que dejes esta vida, que te
busques un trabajo honrado, que cualquier día terminas en la
cárcel!... Y tú... nada... ni caso.
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GARAMÓN.- Es verdad, esposa mía. Me
haré un hombre legal para que mi hijo no tenga que
avergonzarse nunca de mí.
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BANDIDOS.- (Entrando y a
coro.) Nosotros también queremos ser legales y
dejar de ser bandoleros.
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ISABEL.- ¿Seguro?... ¿Seguro que no
vais a robar ni a secuestrar a personas inocentes?
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GARAMÓN.- Seguro. Y, además, vamos a
liberar a todos los prisioneros que tenemos.
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MARÍA.- ¿Ves, José?...
Jesús ha hecho dos milagros: curar a Dimas y convertir a unos
bandoleros en personas honradas.
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GARAMÓN.- ¡A ver... muchachos!...
Vamos a celebrar estos dos acontecimientos de la mejor manera que
sabemos... BAI LANDO.
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(Se deja caer la cortina que divide el escenario
para que haya más espacio y bailan todos alrededor de
JOSÉ que tiene en
brazos a JESÚS y
DIMAS.)
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(Música y baile.)
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FIN
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