«El licenciado Vidriera» es la historia excéntrica (más bien que la historia de un excéntrico) de un protagonista cuya vida y cualidades personales, en todo sentido ejemplares, son desatendidas por su narrador. Éste presta su pluma y dedica dos tercios de su relato a recordar y eternizar una desorganizada antología de las sinrazones a las que Vidriera dio voz durante un doloroso episodio psicótico que en absoluto fue típico de su vida. El enfermo se convierte en portavoz e imagen representativa de la comunidad -agresiva, ansiosa, falta de empatía, invertebrada- que le atormenta a la vez que, aprobando ávidamente sus locuras, le corona obispo de necios. El narrador del relato (indigno de confianza) comparte el entusiasmo y las estimaciones sociales de la turba que persiguió al loco licenciado Vidriera, y compone su famoso florilegio de tópicos para la edificación y el entretenimiento de lectores de su misma especie. Miguel de Cervantes por su parte escribe con otro propósito.
The study of Cervantine influence on the work of Henry Fielding has traditionally focused on Joseph Andrews, and, occasionally, on his play Don Quixote in England. Joseph Andrews has been taken as evidence of Cervantes' influence on Fielding and also on eighteenth-century British novelists, whereas Tom Jones was deemed the turning point at which Fielding discarded Cervantine influence to create his own novelistic pattern. Yet the structure in Tom Jones is organized according to a number of devices that Cervantes had employed in Don Quixote, namely entrelacement, parallel actions, flashbacks, and interpolated tales which, therefore, prove the Quixotic influence on Fielding’s most celebrated novel.
Se subraya la necesidad de estudiar a Avellaneda para poder reconstruir la recepción del Quijote en su momento histórico. Tras reconocer el aporte de Stephen Gilman, el primero en sugerir que el Quijote apócrifo era algo más que una burda imitación, el autor sugiere que urge ir más allá de su planteamiento. Reconstruye brevemente los aspectos del Quijote de 1605 que le inquietaban a Avellaneda y que éste intenta neutralizar en su propia continuación. Luego destaca aspectos de la Segunda Parte cervantina que representan el intento del autor por restablecer control sobre las pautas ideológicas de su obra. Huellas de este intento aparecen mucho antes que el capítulo 59. La muerte de don Quijote forma parte de la estrategia de Cervantes para contrarrestar los efectos del final avellanediano.