Este
artículo tiene la forma de un discurso imaginario pronunciado por
Cervantes en una reunión de una academia literaria de Madrid, la cual le
ha invitado a exponer su propio «arte nuevo de hazer fábulas
cómicas en este tiempo», o sea, desarrollar su teoría de la
ficción cómica. El punto de partida del artículo consiste
en unas observaciones de E. C. Riley, en las que lamenta que Cervantes no nos
haya dejado indicaciones más precisas sobre su pensamiento a este
respecto. La tesis sostenida por Close es que Cervantes sí nos ha dejado
suficientes sugerencias para permitirnos esbozar el contorno conjetural de su
teoría de la ficción cómica.
La
interpretación delQuijotese relaciona estrechamente con el sentido
que se dé al amor del caballero por Dulcinea. Si creemos, como gran
parte de los críticos de los dos últimos siglos, que ese amor
contiene la esencia de la cortesía y caballerosidad españolas,
encontramos en don Quijote la encarnación personificada de los valores
de la cultura hispánica. Si, por otra parte, y siguiendo ciertas
corrientes críticas contemporáneas, vemos en el amor a Dulcinea
una parodia de la pasión caballeresca, don Quijote mismo se
convertirá en una figura cómica y el fin fundamental del libro
será hacernos reír. En este artículo se intenta llevar a
cabo una evaluación de esas dos tendencias fundamentales y de otras
interpretaciones recientes.
En este estudio se examina la manera en que
Cervantes maneja las ambigüedades creadas por la inserción de
relatos de corte idealista dentro del marco de una novela satírica y de
tendencia realista como el
Quijote. Cervantes asume estas
ambigüedades de varios modos, convirtiéndolas en materia
estética hasta llegar a poner en tela de juicio las convenciones del
género. Puede hacerse, por lo tanto, una distinción entre los
relatos de la primera parte y los de la segunda. La lección de
aquéllos se mantiene en una ambigüedad irónica, mientras que
en éstas la oposición entre la experiencia y lo ideal se
convierte en un principio estructural.