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Para el concepto de competencia literaria remito a las diferentes teorías de la recepción que caracterizan lo que desde Wolfgang Iser se denomina «lector implícito». Véanse Stanley Fish («Literature in the Reader») para el concepto de competencia literaria y su relación con el «informed reader» (141-46); Michael Riffaterre para su relación con el «superreader» (Semiotics of Poetry; «Describing Poetic Structures» 215-16); y Jonathan Culler, para un riguroso estudio del término competencia literaria en un marco estructuralista (113-30). Fish, inicialmente, define la competencia literaria como la experiencia del lector «whose education, opinions, concerns, linguistic competences, make him capable of having the experience the author wished to provide» (Is There a Text 160-61); para Culler dicha competencia es parte de un proceso de «naturalización» de un texto: «to naturalize a text is to bring it into relation with a type of discourse or model which is already, in some sense, natural and legible» (138).
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Al hablar de una estilística de la recepción literaria debo aclarar que su objeto de estudio no se limitaría únicamente al género narrativo, sino también a la poesía, dado que un poema posee un narrador y un mundo de referencia, y la recepción que de él hace un lector es bastante semejante al de los textos narrativos. Aunque la narratología ha descuidado notoriamente este campo, existen sugestivos estudios al respecto. Véanse, por ejemplo, los trabajos de Susana Reisz de Rivarola.
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Observemos que el término «estilo» para Cervantes se aleja del todo del estrecho horizonte de la dicción y la expresión lingüística e incorpora en su significado conceptos que, no por casualidad, se aproximan más bien a lo que hemos definido como estilización narrativa. Martínez Bonati cita un significativo pasaje del Persiles (III, 15) en el que a ello refiere Cervantes cuando escribe: «Y lo que en él les sucedió, nuevo estilo y nuevo capítulo pide» («Cervantes y las regiones» 44). Notemos cómo enseguida, al iniciarse el capítulo siguiente, Cervantes comenta acudiendo a los juicios de verosimilitud del mundo representado ya expuestos en Don Quijote (I, 48) en donde ha opinado sobre los «conocidos disparates y cosas que no llevan pies ni cabeza» de las comedias (y fácilmente hechos extensibles a los libros de narración). Afirma en el Persiles: «Cosas y casos suceden en el mundo, que si la imaginación, antes de suceder, pudiera hacer que así sucedieran, no acertara a trazarlos; y así muchos por la raridad con que acontecen, pasan plaza de apócrifos, y no son tenidos por tan verdaderos como lo son» (III, 16; 381).
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Conviene aclarar que el análisis de Gerli se limita al episodio de la lucha entre don Quijote y el vizcaíno y a la presentación del artificio narrativo del manuscrito de Cid Hamete, y que su concepción de perspectiva narrativa no corresponde para nada con lo que he definido como «proceso de estilización narrativa». No obstante, como señalé en la nota 1, el artículo de Gerli encapsula en sólo una frase toda una actitud diferente ante el estilo verbal, en tanto es «la manera en que se interpreta la realidad a través de las palabras» (396, mío el subrayado). Como puede notarse, «manera» (estilización), «interpretación» (proceso de recepción) y «realidad» (mundo de referencia) son los pilares sobre los que descansa el edificio teórico de una estilística de la recepción narrativa. Véanse especialmente los conceptos ideological world de Weber (13-28 y 83-138), modality de Halliday (88-92; 354-63) y modal constraints de Doležel («Narrative Modalities» 6-8).
65
Cervantes, Don Quijote, «Introducción» 32.
66
Este aspecto ha sido largamente estudiado por Martín de Riquer, especialmente en su «Cervantes y la caballeresca». Véase su Nueva aproximación al Quijote.
67
Farinelli desarrolla una interesante relación entre lo que denomina mundo pastoril y mundo caballeresco. Para este autor, Cervantes considera estos mundos opuestos, del mismo modo que en el Renacimiento se consideraron opuestos la pastoral y la heroica. La tendencia de Cervantes a hacer hincapié en el universo de la pastoral en lugar del mundo heroico (que es finalmente aplastado por medio de la locura de Alonso Quijano) es bastante clara. Así sucede, por ejemplo, en II, 67, cuando don Quijote, tras ser desafiado por el Caballero de la Blanca Luna, le sugiere a Sancho convertirse en pastores.
68
Véase Rosenblat (26-33) para más ejemplos.
69
Todas las citas remiten a la edición de Allen. Indico parte, capítulo y página.
70
Véase Rosenblat (21) para más detalles, y Riley.