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Aurora Egido. Cervantes y las puertas del sueño. Estudios sobre «La Galatea», «El Quijote» y «El Persiles»
University of Wisconsin-Madison
Egido, Aurora. Cervantes y las puertas del sueño. Estudios sobre «La Galatea», «El Quijote» y «El Persiles». Barcelona: PPU (Promociones y Publicaciones Universitarias), 1994. 348 pp.
Sueños, amor, memoria, retórica, poética, escritura, silencio, espacio, tiempo -éstos y otros temas se entrelazan en esta hermosa colección de once ensayos de Aurora Egido sobre las tres novelas largas de Cervantes. Más que una serie de artículos publicados anteriormente (con dos inéditos añadidos), este volumen se caracteriza como un libro que explora en profundidad el desarrollo de la novela cervantina, retomando una y otra vez los temas tratados en capítulos previos y señalando sus vicisitudes en contextos nuevos. Así, de los dos ensayos sobre la Galatea (que se ocupan de silencio, espacio, tiempo), pasamos a los cinco sobre el Quijote (memoria, antecedentes literarios, tiempo, espacio, viaje), y de allí a los tres sobre el Persiles (amor, memoria, narrativa, silencios). Un capítulo final, en forma de epílogo, versa sobre el eremetismo en la Galatea y el Persiles. Este libro demuestra, entre otras cosas, el proceso de desalegorización que se manifiesta desde la Galatea hasta el Persiles, y la apertura de «nuevas vías a la invención»
en la escritura cervantina.
El libro de Aurora Egido es una obra plena de madurez, intuición y sensatez crítica. Destaca en el panorama del hispanismo actual por la acertada combinación de tres características determinantes en esta colección y que escasamente se dan juntas en una obra crítica: una escritura inteligente y sin miedo al estilo personal que huye de un discurso profesionalizado cuajado de estereotipos y que busca la expresión exacta, la transmisión del sentimiento y el uso de la lengua por parte de alguien que disfruta escribiendo con voz propia; una erudición sólida, fruto obvio de un conocimiento profundo y veraz del campo -que permite bucear en fuentes y buscar ejemplos paralelos de la época contextualizando de forma sabia y rigurosa los temas tratados; y por último, el rigor de los datos no impide la libertad genuina y pertinente de una crítica dotada de una exquisita sensibilidad e intuición que la llevan a conclusiones más que reveladoras.
«Cervantes no sólo enseñó a escribir, sino a leer de otra manera»
(13); a través de Cervantes, este bello libro también nos enseña a leer de otra manera. Su autora lee a Cervantes como si lo escuchara, y esa proximidad, casi intimidad, con la obra cervantina y su trasfondo literario le permite intuir, adivinar, desentrañar, y entender el texto de manera fascinante para captar la misma experiencia de la lectura. Así escucha los silencios y los ritmos de la Galatea, y profundiza en los experimentos cervantinos con respecto al tiempo en esta novela: «Tales logros, unidos a la rica percepción espacial, bien pueden considerarse como progresos que La Galatea añadió en el camino de la novela moderna»
(90). Sorprende y convence la idea de adscribir la Galatea -a menudo considerada como un lapsus caprichoso e inmaduro en el corpus cervantino- en una trayectoria del nacimiento del género narrativo por excelencia.
Otra de las intuiciones más agudas de Cervantes y las puertas del sueño es la demostración del papel activo del olvido en el discurso narrativo: «La invención de la novela moderna y su fama y memoria imperecederas nacieron
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curiosamente con voluntad de olvido»
(135) -así termina el importante ensayo titulado «La memoria y El Quijote». Lo que posibilita esta conclusión, en buena parte, es una investigación sobre la naturaleza de la memoria en esta novela, mostrando que Cervantes se desvía del concepto retórico de la memoria al ser consciente, como Aristóteles y Huarte, del «papel accidental»
de ésta, «como parte subsidiaria, no autónoma»
(99). Así el olvido, el silencio y la elipsis operan desde la propia construcción del discurso narrativo.
Tal vez las piezas centrales de la colección sean «La cueva de Montesinos y la tradición erasmista de ultratumba» y «La de Montesinos y otras cuevas», que consiguen contextualizar la invención literaria de este episodio, tanto por una comparación de los relatos de ultramundo como por una exposición del sueño mismo y sus múltiples relaciones con la verdad y el engaño, según escritores de ésa y épocas anteriores. Muy acertadamente se destaca la tradición lucianesca -por lo que personalmente echo de menos, dicho sea de pasada, una incursión detenida en la Isla de los Sueños de los Relatos verídicos del propio Luciano, quizás el pasaje más rico que hay sobre las puertas del sueño. Los dos ensayos que tratan del papel de Zaragoza en el Quijote esclarecen muchísimo el trasfondo histórico de la ciudad más nombrada y nunca visitada en la novela, dejando manifiesta la peculiar relación entre la caballería andante de don Quijote, por un lado, y por otro la ciudad que elige como destino en la segunda parte.
Un libro tan bien documentado y basado en una erudición tan sólida y pertinente merece el esfuerzo editorial, que no de la autora, de un índice que sistematice ese gran corpus de datos, referencias bibliográficas, notas, y comentarios: además de un libro apasionante, Cervantes y las puertas del sueño es una abundante fuente de conocimientos exquisitamente relacionados, y un índice facilitaría mucho la utilidad del volumen.
La aparición de este volumen constituye un verdadero acontecimiento en el campo de los estudios cervantinos. Aurora Egido nos ofrece un modelo de brillantez y de finura. Por una parte, su rigor y erudición se contienen en los límites del sentido común y de la pertinencia, y por otra, su inspiración, su intuición y la valentía de sus tesis alcanzan el nivel de los mejores escritos en el ámbito de la crítica siglodeorista. No en vano la autora alude en el título de su libro a una cita del Brocense que incide directamente en la problemática de la creación literaria y la verdad poética:
Dice Virgilio (tomándolo de Homero) al fin del libro 6, que hay dos puertas del sueño; por la de marfil salen los sueños falsos, y por la de cuerno, los verdaderos. |