221
También en el capítulo 52 de la primera parte del Quijote el protagonista ataca a la figura religiosa de penitentes.
222
En el capítulo ocho de la primera parte don Quijote se encomienda dos veces a Dulcinea sin mencionar a Dios. Más adelante en la primera parte no se encomienda ni a Dulcinea ni a Dios.
223
Ruth El Saffar, Beyond Fiction: The Recovery of the Feminine in the Novels of Cervantes, (Los Angeles: University of California Press, 1984).
224
Juan Bautista Avalle-Arce, «Don Quijote, o la vida como obra de arte», Cuadernos Hispano-Americanos, 242 (1970), 247-80.
225
Sir James George Frazer, The Golden Bough: A Study in Magic and Religion, 2a ed. (New York: Macmillan, 1940).
226
Sobre el disfraz varonil en general, v. Miguel Romera-Navarro, «Las disfrazadas de varón en las comedias», La preceptiva dramática de Lope de Vega (Madrid: Yunque, 1935), 109-39, y Carmen Bravo-Villasante, La mujer vestida de hombre en el teatro español, segunda edición (Madrid: Sociedad General Española de Librería, 1976). Este último estudio, sin embargo, deja mucho que desear, como demuestra B.B. Ashcom en su artículo-reseña («Concerning 'la mujer en hábito de hombre' in the comedia», Hispanic Review, 28 (1960), 43-62).
227
Jaime Homero Arjona, «El disfraz varonil en Lope de Vega», Bulletin Hispanique, 39 (1937), 120-45, en las páginas 121-24.
228
«Multiple disguise» (Ashcom, p. 45, nota 3) que se halla en El laberinto de amor, sin embargo, sirve de pretexto para confundir la identidad de los personajes.
229
V. Emilio Cotarelo y Mori, Bibliografía de las controversias sobre la licitud del teatro en España (Madrid: Revista de Archivos, 1904).
230
Bravo-Villasante, La mujer vestida de hombre, p. 155, nota 2.