Entre los estudios últimamente remitidos por el
correspondiente Sr. Dr. E. T. Hamy, uno se refiere á la
reproducción hecha poco há en Londres, con el mayor esmero, de la
Carta Universal ó mapamundi del cosmógrafo Diego Ribero,
conservada en la Propaganda de Roma desde 1830336. La Academia posee
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Diego Ribeiro, Ribero, Rivero, Riuero, de nación portugués, vino á establecerse en España, tomando carta de naturaleza hacia el año de 1519. Por Real cédula dada en Valladolid á 10 de Junio de 1523 fué nombrado cosmógrafo de S. M. y maestro de hacer cartas, astrolabios y otros instrumentos de navegación, con 30.000 mrs. de salario anual. Veitia dice que el nombramiento fué de segundo cosmógrafo fabricador de instrumentos, y explica que estos habían de ser aguja de marear, astrolabio, cuadrante, ballestilla, reloj general diurno y nocturno, aparte de las cartas y esferas.
El año siguiente 1524, en
colaboración con el enviado de Génova Martín
Centurión, tradujo Ribero las relaciones portuguesas de Duarte Barbosa
del Africa Oriental y Malabar. Fué luego (en 10 de Abril) por individuo
de la Junta reunida en Puente de Caya, entre Yelves y Badajoz, á
discutir la posesión y propiedad de las islas de Maluco, volviendo
á la Casa de la Contratación de Sevilla y ocupación
ordinaria de fábrica de cartas é instrumentos náuticos, y
á la inherente de la enseñanza. Desde allí propuso al
emperador Carlos V la invención de una bomba de cobre que había
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La fecha exacta del fallecimiento no consta: Navarrete recogió memorial suyo de 24 de Abril de 1533 pidiendo información del viaje de la nao Mar Alta en que estaban instaladas las bombas de su invento; pero en diligencia fechada á 16 de Setiembre del mismo año se cita á Diego Olivera, tutor y curador de los herederos del dicho Diego Ribero, difunto.
No llegaron, pues, á diez los años que sirvió el cargo de cosmógrafo, y parte de ellos ocupó sin duda en la construcción y experiencias de las bombas, en la de los instrumentos náuticos que tenía á su cargo, y en el examen de pilotos y corrección de patrones para lo que fué comisionado desde 1527, en sustitución de Sebastián Caboto: hubo sin embargo de trazar varias cartas; Oviedo en su Historia de las Indias y Sebastián Alvarez, factor del rey de Portugal en epístola al soberano, aluden á las que habían visto de su mano en número que no parece corto. ¿Qué fué de ellas? ¿Qué fué de los patrones?
A juicio del Dr. Hamy, conforme con el de otros que siguen las huellas de los cartógrafos antiguos, no se conservan más que dos de las obras de Ribero: dos mapamundi firmados y fechados el año 1529; el uno, que estuvo en Iena en la biblioteca de Büttner y pasó á la del gran duque de Saxe-Weimar, donde permanece; el otro, legado en 1830 á la Propaganda de Roma por el Cardenal Esteban Borja ó Borgia.
El primero, refiere el doctor, fué descrito en 1795 por
Sprengel, que publicó la parte de América339. Kohl reprodujo la misma
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En cambio del segundo mapamundi no se
tenían otras noticias que la muy concisa incluída en la
Gazetta letteraria universale de Mayo de
1796 y otras no más extensas de Hommaire de Hell y de R. Thomassy,
insertas en los Boletines de la Sociedad de Geografía de 1847347 y en los
Nouvelles annales des voyages de 1852348; pero ahora la carta de la Propaganda será mejor
conocida que la de Weimar, pues habiendo alcanzado Sir Augustus J. Adderley por
mediación del cardenal Manning la autorización del papa
León XIII y el préstamo temporal hecho por monseñor
Jacobini, secretario de la Congregación de la Propaganda, figuró
el documento en la galería histórica de las Indias occidentales
organizada
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Aunque en la reproducción se han reducido á 0,7 las dimensiones del pergamino original, se leen con toda claridad las inscripciones, menos numerosas en esta carta que en la de Weimar. La simplificación y abreviación de estas leyendas es uno de los caracteres que distingue á las dos cartas: los comentarios que acompañan á las referencias Perú, Castilla del Oro, Tierra del Brasil en la de Weimar, por ejemplo, se suprimieron por completo en esta; de seis líneas escritas bajo el nombre de Nueva España, allí, no se escribieron más que dos en la de Roma; en cambio, por excepción, es más amplia la explicación que en la última tiene la Tierra de Ayllon, y en la del Labrador se observa esta curiosa variante.
Esta tierra descubrieron los ingleses; no ay en ella cosa de provecho, dice la carta de Weimar.
La de Roma formula la noticia así: Tierra del Labrador, la qual descubrirō los Ingleses de la villa de Bristol, en la qual no allarō cosa de provecho.
Sábese, en efecto, que la expedición de Caboto, á que se hace alusión, salió de Bristol para el N. de América á principios de Mayo de 1497.
Otra de las diferencias esenciales de ambas cartas consiste en la agregación de figuras y adornos hecha en la romana. En el continente de África solo tiene la de Weimar un castillo correspondiente á Sofala; una casa inmediata á la palabra Manicongo; y otra vivienda semejante que remata con una cruz, alojamiento del Pretto Juā; la de la Propaganda ostenta en la misma parte colinas, árboles, mamíferos y pájaros muy bien imitados del natural, con mezcla de otros animales fantásticos, monos, leones, hienas, elefantes y avestruces. Los bajeles curiosos cuyo viaje indican los letreros voy a Maluco, vengo de Maluco, son menos en la carta de Roma, en la que falta el que tiene la otra al N. del Cabo de San Vicente con la indicación Vengo de Flandes.
Por último,
tiene la carta de Roma tres escudos de armas ricamente iluminados que han dado
que discurrir, comprobado que son de las casas de Chigi y de Rovere, ostentando
en medio el
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Observa además el Dr. Hamy que, así como la reproducción de la parte americana de la carta de Weimar que dirigió Kohl se recomienda por la exactitud, la parte de África copiada en el atlas del vizconde de Santarém es muy incorrecta, siendo de notar el descuido con que se calcó de la copia anterior hecha por Humbolt350; de modo que la publicación de M. Griggs presta buen servicio al estudio de la nomenclatura geográfico-africana en el primer cuarto del siglo XVI, presentando por vez primera la que oficialmente estaba adoptada en el Padrón real, que anualmente había de rectificar el Piloto mayor de la Casa de Contratación de Sevilla, según las instrucciones y ordenanzas dadas en 1508.
Verá la Academia por este resumen, aunque insuficiente, que el nuevo
estudio del Dr. E. T. Hamy es de utilidad é interés como todos
los suyos, y que enriquece las noticias históricas de la
cartografía española. Una ligera observación me ocurre
respecto al número de las obras existentes de Diego Ribero: no hay
ciertamente,
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Diego Ribero era cosmógrafo de Su Majestad, en Sevilla, el año 1527; y si á esta indicación se agregan la identidad de los epígrafes, la perfecta semejanza de la letra, las figuras de las embarcaciones y otros adornos accesorios en que hay un sello personal difícil de imitar ni confundir, no se tendrá por temeraria la estimación de que fueron las dos cartas trazadas por la misma mano.
Cesáreo Fernández Duro.