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Donde no se aclara por qué el portugués tendría un tipo y el castellano otro, si ambos parten del latín hispánico; a menos que se pretenda que hay dos vocalismos diferentes del latín en la Hispania central y en la occidental, respectivamente, lo cual resulta difícil de creer.
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Dejamos aparte las formaciones cultas en -cerco, -dermo, -permo, -termo, -terno, -verso, porque, si bien es cierto que refuerzan el esquema en el español actual, es difícil que pudieran actuar en la época de formación de lerdo.
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Excluimos zendo, adjetivo referido a la lengua avéstica.
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Con presencia opcional de una semiconsonante tras la primera consonante.
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Hasta el siglo XIV podía esperarse el mantenimiento de la distinción apoyado en el trivocalismo básico, expresado en los participios -ado, -udo, -ido, de amado, temudo, partido; pero esta consolidación no se produjo lo que, de paso, dejó incompleto el esquema de la derivación con esas tres vocales. Esta provocó el desarrollo de un sistema «débil», en el que los derivados con -aCo, -iCo tienen mayor presencia y poder de regularización estructural que los derivados en -uCo.
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Justo es reconocer que la percepción de este hecho y su interpretación arrancan de las clases de sexto curso de Bachillerato impartidas por D. Emilio Orozco, catedrático de la Universidad de Granada, en el Instituto Padre Suárez, de la misma ciudad, en el curso 1961-62.
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Se marcan entre ángulos las grafías que reciben las lecturas correspondientes en cada idiolecto o, como en el caso de [tsvai / tsuó], situación, no se pretende dar una rigurosa equivalencia fonética.
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Pueblo onubense cuyos habitantes, los leperos, gozan de una injusta fama de tontos, que los hace blanco de chistes y bromas más o menos ingeniosos.
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Es decir, que están en las dos posiciones posibles de la oposición binaria hasta que se observan, o sea, en este caso, hasta que se definen por el hablante. Naturalmente, se simplifica de modo excesivo, por la conveniencia del ejemplo.
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Comunicación leída en la sesión 1157.ª, del 22 de agosto de 2002.