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Universidad de Alicante
La publicación de estudios monográficos sobre autores no consagrados por la crítica literaria no es frecuente hoy en día. Frente al aluvión de publicaciones sobre Galdós, Clarín, Valera, E. Pardo Bazán, etc., encontramos significativas ausencias de estudios sobre escritores que gozaron en su día de merecido y reconocido prestigio. La aparición de estas últimas monografías ayuda no sólo a conocer a la perfección el entramado literario del momento, sino también a señalar con precisión los sucesivos cambios ideológicos estudiados tan sólo en función de los escritores consagrados. El profesor García Barrón, consciente de estas peculiaridades, rinde homenaje a un escritor injustamente olvidado por la crítica, admirado en su época y considerado en la actualidad como una rareza bibliográfica. Tanto el prologuista del libro, profesor José Luis Aranguren, como el autor del mismo, coincidirán al afirmar que el estudio del corpus literario de Manuel de la Revilla es fundamental para el conocimiento histórico del último cuarto del siglo XIX.
La detenida investigación de García Barrón abarca las múltiples facetas de Manuel de la Revilla, desde su militancia republicana hasta su ideario estético. Se inicia el libro con un análisis sobre la biografía del escritor, capítulo que nos permite conocer al biografiado desde una doble perspectiva, pues tras el —506→ paciente escrutinio de documentos y visión familiar ofrecidos por García Barrón aparecerán los juicios y semblanzas de autores coetáneos del propio Manuel de la Revilla. Se destaca desde el comienzo de la monografía la amistad de José del Perojo con Revilla, relación propiciada por el nacimiento de la publicación La Revista Contemporánea. Con antelación el autor había publicado numerosos artículos en periódicos de ideología republicana, como en La Justicia Social o en La República Ibérica, y numerosos folletos de crítica literaria. La incesante labor de Manuel de la Revilla no sólo la encuentra el lector en las múltiples referencias a la prensa del momento, sino también en las acaloradas sesiones del Ateneo, lugar en el que el peculiar carácter e ideología del autor serán motivo de polémica. Tanto su singular comportamiento como su ideario harán posible que la censura y el elogio surjan con frecuencia en esta tribuna literaria.
Dicho ideario político será uno de los soportes básicos del estudio del profesor García Barrón, ideología basada en los sucesivos textos dados a la prensa y que nos permitirán conocer tanto las debatidas coordenadas del republicanismo, como las soluciones apuntadas por el autor. Del estudio y cotejo de los sucesivos textos empleados por García Barrón se desprenden sutiles y sugerentes apreciaciones que desvelan las teorías de Manuel de la Revilla sobre su concepto de República. Planteamientos, tal vez, excesivamente ideológicos y que contrastaban con la intransigencia dogmática de un buen número de republicanos.
No menos esclarecedoras son las páginas dedicadas al análisis de las relaciones Iglesia-Estado. Revilla aborda así uno de los temas más candentes y discutidos de la época, juicios harto elocuentes al afirmar que la Iglesia coarta la libertad de pensamiento, de ahí que señale con rotundidad que «la libertad no estará afianzada mientras la Iglesia exista». Como es lógico, y de acuerdo con su ideario republicano, la Monarquía será, al igual que la Iglesia, impedimento y obstáculo para el progreso de España.
El ideario krausista y la ubicación del autor en la etapa protagonizada por el magisterio de Sanz del Río son aspectos ampliamente estudiados en la presente monografía. De hecho Revilla se mostrará receloso con el krausismo debido a su fuerte carga ideológica y a su falta de concreción, incapaz de poner en práctica la ideología del republicanismo. Los textos de Revilla publicados en La Revista Contemporánea y extractados en la presente monografía nos darán a conocer, precisamente, las causas o motivos que le impulsaron a abandonar la ideología krausista: «He sido entusiasta soldado de esa escuela; he creído hallar en ella la solución del problema filosófico, pero reflexiones posteriores y detenidos estudios me han convencido de que no le han sido dado realizar sus generosos propósitos, y que en ella no es posible hallar la fórmula definitiva ni aun la más perfecta». Dicho texto explicará el posterior paso de Revilla a las filas de los neo-kantianos, militancia que se debe a la amistad de Revilla con José del Perojo. A partir del año 1875 Revilla censurará al krausismo por creer que dicho sistema ha caído en un período de descomposición y decadencia. —507→ La utopía de sus antiguos correligionarios chocará fuertemente con su pragmatismo, cambio ideológico que le conducirá al Neokantismo por considerar a dicho movimiento como marco propicio a su nueva forma de pensar, pues serán ellos quienes aboguen por una filosofía de carácter científico y positivista. El complejo conglomerado ideológico y las teorías de los defensores y detractores de dichas corrientes son aspectos ampliamente estudiados por García Barrón, opiniones que nos permitirán conocer los nuevos cambios y matizaciones ideológicas de Revilla, autor que se mostrará una vez más reacio a aceptar la totalidad de los postulados neokantianos y positivistas. El eclecticismo de Revilla asomará una vez más en esta época, desechando los principios que no se adaptaban a su ideario y acogiendo, por el contrario, las teorías que se adecuaban a su ideología política y estética.
En Vida, Obra y Pensamiento de Manuel de la Revilla no faltan los capítulos dedicados a la obra literaria. De igual forma su autor analiza el peculiar talante de Revilla como hombre dado a la polémica y su ideario estético. De estas páginas se desprende que Revilla se opuso al naturalismo francés, integrándose de esta forma en la polémica naturalista de esta época. También figuran en dicho trabajo las acertadas opiniones de Revilla sobre la tan ansiada reforma del teatro español. Una vez más su eclecticismo asomará en estas páginas dedicadas tanto a la crítica teatral como a los distintos géneros literarios del momento. Su abierta oposición a la novela histórica contrastará con los elogios emitidos en favor de la entonces incipiente obra galdosiana.
El estudio del profesor García Barrón finaliza con la inclusión de dos apéndices claramente estructurados. En el primero de ellos se incluye el trabajo de Revilla A la asamblea republicana federal, documento imprescindible para el conocimiento de los principios fundamentales del partido Republicano Federal establecidos por su autor. El segundo Apéndice es un paciente y escrupuloso escrutinio realizado por García Barrón, que reúne las publicaciones periodísticas de Revilla. Periódicos como La Nación, Boletín Revista de la Universidad de Madrid, La República Ibérica, El Pueblo, La Justicia Social, Revista de España, El Imparcial, La Crítica, La Ilustración Española y Americana, Revista Contemporánea, La América, El Globo, etc., darán probada muestra de una fecundidad periodística poco común. Su incesante labor en el Ateneo de Madrid como vicepresidente de las secciones de Literatura y Artes y de Ciencias Naturales y Políticas, unida a su obra de creación literaria y crítica serán, de igual forma, facetas complementarias de un escritor preocupado no sólo por la reforma política de España, sino también absorto por las corrientes ideológicas del momento.