Se propone
aquí una nueva manera de entender
El curioso impertinente. Partiendo de un
cuento de Borges, «La intrusa» se procura investigar tres subtextos
que dejaron profundas huellas en el texto de
El curioso: el episodio de «Giges y
Candaule» de Heródoto; el
Orlando furioso; y el cuento de
«los dos amigos». Después de un breve escrutinio
psicoanalítico de la metáfora que Anselmo emplea para describir
su locura «enfermedad que suelen tener las mujeres» -se compara su
«vana e impertinente curiosidad» con la «vana e impertinente
profecía» de los bárbaros del Persiles, y, por lo tanto,
como una explicación del mundo violento y sacrificador de «los dos
amigos».
Cervantes y
su
Don Quijote reciben relativamente poca
atención en la teoría de Mikhail Bakhtín. Sin embargo, el
examen del papel de
Don Quijote en la obra de Bakhtín
será de interés a los cervantistas. Asociado principalmente con
otras obras del Renacimiento, el
Quijote cobra relieve como «el
ejemplo clásico y puro de la novela». Por otro lado, es
interesante considerar la prefiguración de Bakhtín en la
poética de Cervantes, en el examen en el
Quijote de varias poéticas de la
novela.
La ilustre fregona ejemplifica la
importancia y complejidad de las cuestiones de identidad y orden social que son
fundamentales a todas las
Novelas ejemplares. Notable en este texto
es la combinación de distintos elementos genéricos y la
relacionada interpenetración de los lenguajes, o discursos, respectivos
-una compleja yuxtaposición que se nos acuerda del concepto de la
heteroglossia deslindado, por
Bakhtín. Por medio de la trayectoria de las acciones y también de
la yuxtaposición discursiva, se proyecta una visión social
esencialmente conservadora, aunque generosa, de un mundo basado en un orden y
en valores aristocráticos, la visión social que predomina en las
Novelas ejemplares de
Cervantes.
En
El coloquio de los perros resuenan varios
temas y técnicas narrativas que se observan en otras obras cervantinas,
especialmente en el
Quijote. La estratagema que influye
más en el
Coloquio es el subterfugio creado en el
capítulo 9 de la primera parte de la gran novela cuando Cervantes
presenta a Cide Hamete Benengeli. Sigue una serie de discusiones y debates
literarios entre el historiador su traductor morisco, y el llamado Segundo
Autor / Editor. La tensión entre estos tres «autores» de la
obra sale con fuerza en el famoso episodio de la cueva de Montesinos y
reverbera más tarde en el
Coloquio. Al redactar para la imprenta
este cuento dialogado, Cervantes, por razones tanto técnicas como
temáticas, se vio obligado a ligar el diálogo de los perros a
otro cuento preexistente, el relato de
El casamiento engañoso. Cambiando
el orden de los acontecimientos por medio de la técnica
«flashback», Cervantes logra redoblar (de dos a cuatro) el
número de planos narrativos con que puede jugar.
El concepto
de teatralidad sirve para dar una perspectiva desde la cual se ponen en tela de
juicio aspectos filosóficos, estructurales y estilísticos de la
picaresca de Cervantes. En muchos casos, el pícaro cervantino es un
narrador no fidedigno que manipula o engaña a los demás con el
arte de la ilusión y la ingeniosidad retórica. Como personaje, se
hace actor, titiritero, director y escritor de comedias y relatos picarescos.
Adelantándose a su época, Cervantes transforma el
topos medieval del mundo-teatro por
secularizarlo. Repetidas veces [el pícaro] abandona papeles sociales que
no le es posible realizar por su nacimiento deshonrado y se dedica a oficios
que tienen que ver algo con el teatro. Debido a su visión teatral, el
discurso picaresco de Cervantes discrepa del de otros escritores. Así
nos presenta una variedad de estructuras narrativas que tiran hacia lo
dramático y nos hace un comentario indirecto sobre el efecto de la
picaresca en la imaginación y sobre la índole de sus autores,
lectores y protagonistas. Por esta nueva dimensión crítica, la
picaresca de Cervantes es más «metapicaresca» que
«antipicaresca».